El 27 de febrero del 380, Teodosio promulgó el Edicto de Tesalónica, mediante el cual el cristianismo se convirtió en la religión oficial del imperio. Teodosio fue también el último soberano que gobernó a la vez la mitad occidental y la oriental del Imperio Romano.
El santo Ambrosius y el emperador Theodosius, pintura de Rubens.
Simbiosis entre la Antigüedad y el Cristianismo
Con el mismo fanatismo con el que antes fueron perseguidos los cristianos y judíos, ahora se hostigó a quienes practicaran otra fe. La realización de cultos paganos fue considerada alta traición y los templos y lugares sagrados fueron destruidos, como el Oráculo de Delfos, el recinto sagrado al que acudían los griegos para consultar a los dioses. No obstante, aquel 27 de febrero de 380 se convirtió en un hito de la historia europea porque unió las raíces judeo-cristianas con la antigüedad greco-romana, una simbiosis que trasciende hasta la actualidad.
La prehistoria greco-romana del continente y la religión judeo-cristiana marcaron decisivamente Europa, para bien y para mal, pues en los siglos siguientes los cristianos no sólo ayudaron a los pobres en nombre de la cruz, sino que también asesinaron en nombre de Dios a críticos y disidentes.
Respuesta:
El 27 de febrero del 380, Teodosio promulgó el Edicto de Tesalónica, mediante el cual el cristianismo se convirtió en la religión oficial del imperio. Teodosio fue también el último soberano que gobernó a la vez la mitad occidental y la oriental del Imperio Romano.
El santo Ambrosius y el emperador Theodosius, pintura de Rubens.
Simbiosis entre la Antigüedad y el Cristianismo
Con el mismo fanatismo con el que antes fueron perseguidos los cristianos y judíos, ahora se hostigó a quienes practicaran otra fe. La realización de cultos paganos fue considerada alta traición y los templos y lugares sagrados fueron destruidos, como el Oráculo de Delfos, el recinto sagrado al que acudían los griegos para consultar a los dioses. No obstante, aquel 27 de febrero de 380 se convirtió en un hito de la historia europea porque unió las raíces judeo-cristianas con la antigüedad greco-romana, una simbiosis que trasciende hasta la actualidad.
La prehistoria greco-romana del continente y la religión judeo-cristiana marcaron decisivamente Europa, para bien y para mal, pues en los siglos siguientes los cristianos no sólo ayudaron a los pobres en nombre de la cruz, sino que también asesinaron en nombre de Dios a críticos y disidentes.
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