En un reciente artículo publicado en la revista científica Science, se demostró que las variaciones en el tamaño y la dieta de los caballos en los últimos 18 millones de años, fueron consecuencia de cambios en el clima y la geografía. La fragmentación de poblaciones se asoció a una mayor heterogeneidad del hábitat o para favorecer la colonización de áreas geográficas que no eran accesibles hasta ese momento.
La investigación fue realizada por un equipo de científicos conformado por argentinos y españoles, entre ellos José Luis Prado, vicedirector de la Unidad Ejecutora del CONICET ‘Instituto de Investigaciones Arqueológicas y Paleontológicas del Cuaternario Pampeano’ (INCUAPA, CONICET-UNICEN). Analizaron el tamaño y la morfología de los dientes de caballos de los periodos Neógeno (23,3 millones de años hasta 2,5 millones de años) y Cuaternario (2,5 millones de años hasta el presente) de la Era Cenozoica, entre ellos 7 especies que viven en la actualidad y 131 extintas.
“En la mayoría de los casos estos estudios se basan exclusivamente en ecosistemas actuales y se desconoce en gran medida cómo operan estos procesos en largo plazo”, explica el científico. “Esto es vital para comprender cómo responden las diferentes formas de vida a los cambios ambientales”, cuenta el investigador, y agrega que “puede ayudar a predecir las consecuencias sobre la biodiversidad del actual calentamiento global”.
Principalmente en este trabajo sus autores se preguntaron: “¿Realmente el tamaño y la dentición evolucionaron rápido durante los eventos de radiación – o de evolución divergente-?”.
Ya en estudios previos se había documentado que la superficie de los dientes de algunos caballos fósiles, estrechamente relacionados con los caballos modernos, se hizo más compleja ante la aparición de grandes planicies con pastizales. Se adecuó la dentición para masticar plantas más duras, particularmente hierbas, que al contener partículas de sílice provocan mayor desgaste.
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los caballos y los dinosaurios son distribuidores de ganancias
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En un reciente artículo publicado en la revista científica Science, se demostró que las variaciones en el tamaño y la dieta de los caballos en los últimos 18 millones de años, fueron consecuencia de cambios en el clima y la geografía. La fragmentación de poblaciones se asoció a una mayor heterogeneidad del hábitat o para favorecer la colonización de áreas geográficas que no eran accesibles hasta ese momento.
La investigación fue realizada por un equipo de científicos conformado por argentinos y españoles, entre ellos José Luis Prado, vicedirector de la Unidad Ejecutora del CONICET ‘Instituto de Investigaciones Arqueológicas y Paleontológicas del Cuaternario Pampeano’ (INCUAPA, CONICET-UNICEN). Analizaron el tamaño y la morfología de los dientes de caballos de los periodos Neógeno (23,3 millones de años hasta 2,5 millones de años) y Cuaternario (2,5 millones de años hasta el presente) de la Era Cenozoica, entre ellos 7 especies que viven en la actualidad y 131 extintas.
“En la mayoría de los casos estos estudios se basan exclusivamente en ecosistemas actuales y se desconoce en gran medida cómo operan estos procesos en largo plazo”, explica el científico. “Esto es vital para comprender cómo responden las diferentes formas de vida a los cambios ambientales”, cuenta el investigador, y agrega que “puede ayudar a predecir las consecuencias sobre la biodiversidad del actual calentamiento global”.
Principalmente en este trabajo sus autores se preguntaron: “¿Realmente el tamaño y la dentición evolucionaron rápido durante los eventos de radiación – o de evolución divergente-?”.
Ya en estudios previos se había documentado que la superficie de los dientes de algunos caballos fósiles, estrechamente relacionados con los caballos modernos, se hizo más compleja ante la aparición de grandes planicies con pastizales. Se adecuó la dentición para masticar plantas más duras, particularmente hierbas, que al contener partículas de sílice provocan mayor desgaste.