En algunas ocasiones, al estar en medio de alguna situación especial, aumenta la necesidad de ser escuchado.
Por ejemplo, cuando es necesario tomar una decisión importante, cuando embarga el sufrimiento o las preocupaciones, cuando estamos que estallamos.
Y no siempre la necesidad de ser escuchado implica la necesidad de recibir un consejo.
Es usual que ya desde antes se tenga claro qué hacer, cuáles son las soluciones o no se busque una solución del todo.
Hablar y escucharse es parte del proceso de sanar, de sentir alivio, de ordenar ideas, de ver con más claridad lo que puede estar sucediendo, de ponerle nombre a lo que te sucede.
Explicación:
No sólo el contacto visual es la única manera de constatar que te están prestando atención; cuando una persona está sentada, una postura cómoda con los codos en los apoyabrazos y la cabeza ligeramente ladeada te indican que está dispuesta a escucharte.
Respuesta:
En algunas ocasiones, al estar en medio de alguna situación especial, aumenta la necesidad de ser escuchado.
Por ejemplo, cuando es necesario tomar una decisión importante, cuando embarga el sufrimiento o las preocupaciones, cuando estamos que estallamos.
Y no siempre la necesidad de ser escuchado implica la necesidad de recibir un consejo.
Es usual que ya desde antes se tenga claro qué hacer, cuáles son las soluciones o no se busque una solución del todo.
Hablar y escucharse es parte del proceso de sanar, de sentir alivio, de ordenar ideas, de ver con más claridad lo que puede estar sucediendo, de ponerle nombre a lo que te sucede.
Explicación:
No sólo el contacto visual es la única manera de constatar que te están prestando atención; cuando una persona está sentada, una postura cómoda con los codos en los apoyabrazos y la cabeza ligeramente ladeada te indican que está dispuesta a escucharte.