A finales de agosto de 1914, todas las fuerzas aliadas en el frente occidental, constituidas por el ejército francés reforzado por el cuerpo de expedición británico, habían sido obligadas a la retirada hacia París tras varias derrotas en las batallas de las fronteras.
Los alemanes estaban acercándose al Marne, amenazando con rodear por el oeste al grueso de las fuerzas enemigas. Gracias a los primeros aviones, que hicieron su aparición en el campo militar como simples elementos de observación, los franceses se dieron cuenta de la amenaza. Además se detectó una transmisión de radio alemana gracias a la antena de veinticuatro metros colocada justo en la cúspide de la Torre Eiffel. En dicha transmisión, que por error no se envió codificada, se transmitía que el ejército alemán estaba impedido por el agotamiento de sus tropas.
A finales de agosto de 1914, todas las fuerzas aliadas en el frente occidental, constituidas por el ejército francés reforzado por el cuerpo de expedición británico, habían sido obligadas a la retirada hacia París tras varias derrotas en las batallas de las fronteras.
Los alemanes estaban acercándose al Marne, amenazando con rodear por el oeste al grueso de las fuerzas enemigas. Gracias a los primeros aviones, que hicieron su aparición en el campo militar como simples elementos de observación, los franceses se dieron cuenta de la amenaza. Además se detectó una transmisión de radio alemana gracias a la antena de veinticuatro metros colocada justo en la cúspide de la Torre Eiffel. En dicha transmisión, que por error no se envió codificada, se transmitía que el ejército alemán estaba impedido por el agotamiento de sus tropas.