El calendario mexica o calendario nahua fue el sistema utilizado para el conteo del tiempo por los habitantes del centro de México y zonas circunvecinas antes de la llegada de los españoles.

Calendario circular incluido en la "Descripción de Tlaxcala" de Muñoz Camargo
Se ha considerado que las descripciones coloniales se refieren al sistema usado por el grupo dominante, el mexica, cuando la realidad es que los cronistas y misioneros que recopilaron información lo hicieron en distintas zonas, por lo que el calendario descrito no corresponde exclusivamente al utilizado en la ciudad de México-Tenochtitlan; nuevos estudios especializados han comenzado a establecer sus consistencias.
Es un sistema que se compone de tres cuentas (no calendarios) combinadas;[1] la "cuenta del año" recibe el nombre en náhuatl de cempohuallapohualli; la segunda es la llamada "cuenta adivinatoria" o tonalpohualli; la tercera cuenta es la "cuenta venusina" o hueicitlallapohualli.
Tradicionalmente se había considerado la sucesión de los años como la tercera cuenta, en su formación de grupos de 52 de ellos (nombrados xiuhtlapohualli o xiuhnelpilli), aunque su nomenclatura se corresponde como la consecuencia de unir las dos primeras cuentas, por lo que ser más que una cuarta cuenta, es el resultado de las anteriores.
El uso de este sistema calendárico era análogo a todos los sistemas de conteo de las culturas de Mesoamérica, si bien cada uno de ellos lo denominaba de manera diferente, y no necesariamente estaban sincronizados. Por lo tanto, lo que se dice sobre el calendario empleado por los mexicas no debe aplicarse para los calendarios de otros pueblos ni tampoco a la inversa.
Estructura y nociones básicasEditar
La unidad básica es el día, aunque desde la concepción prehispánica el día es concebido de diferentes formas. La esencia de los días vista como una sucesión continua es nombrada ilhuitl, en donde está implícito lo recurrente (asociado a iloa, "regresar, volver") y el sentido de celebración, por lo que esta misma palabra se traduce como “fiesta“.[2] El día también es visto como el resultado de una influencia particular, a partir de la naturaleza solar, con la cual se asocia; de esta conexión se da la relación entre el Sol (Tonatiuh) y el resultado de su movimiento, el día, en este sentido llamado tonalli.[3]
Aunque técnicamente diferentes los dos términos anteriores, suelen usarse indistintamente como sinónimos, y aún más, se combinan en expresiones más categóricas, como en cemilhuitonalli (cem-ilhui-tonalli), que sirve para expresar fechas de la cuenta adivinatoria, el cual tiene otro sinónimo que es cemilhuitlapohualli, aunque este último tiene otro sentido etimológico.
Los días se agrupan de dos maneras, dependiendo la cuenta que se lleve. Para la cuenta anual, se agrupa en veintenas (cempohualilhuitl), formando así el ciclo de las fiestas, las cempohuallapohualli. El resultado es que el año tiene 18 veintenas, a las cuales se les agregan cinco días para acercarse a la duración astronómica de 365 días.
Para la cuenta de los destinos (tonalpohualli) se agrupan en trecenas (mahtlaquilhuitl omeyilhuitl).[4] El resultado es la secuencia de 20 grupos de trece días.
Durante la época virreinal se produjeron muchas inferencias interpretativas sobre el calendario nahua; de las más notorias es que a las veintenas se les asoció con los "meses" cristianos, poco a poco se recurrió a la traducción de “Luna, mes,“ para nombrarlas, así, la palabra metztli fue siendo aceptada como su equivalente, cuando en realidad no lo es (Kruell 2017:152). También es bastante usual encontrar en las crónicas la comparación de las trecenas como un “sistema semanal”, lo cual también es una deformación interpretativa.
La unión de las dos cuentas anteriores generaba una serie de combinaciones irrepetibles, que es lo que en esencia se buscaba, durante un lapso cercano a los 52 años. Es decir, a partir de un punto dado entre ambas cuentas, se producía un gran ciclo.
Es aquí donde cobra mayor valor tener presente las bases más elementales del funcionamiento del calendario nativo. Aparte de entender que son dos secuencias (cuentas) que se van a combinar, es necesario conocer los “portadores de los años”, llamados en nahuatl xiuhtonalli o xiuhmamah.[5] Los portadores o cargadores de los años son parte de la estructura básica del calendario mexihcatl, descritos y mencionados por diversas fuentes, según las cuales, el año, al nacer en su primer día, al igual que todos los seres de la naturaleza, recibía por nombre la fecha calendárica de ese día (véase más abajo). Esto produce una serie de combinaciones en la manera de nombrar los años, los cuales no se repiten sino después de 52 años, periodo que cronológicamente era llamado xiuhtlapohualli, y que ritualmente se decía xiuhnelpilli,[6] ("se atan los años", llamado también ceremonia del "fuego nuevo"), aunque en la mayoría de las monografías aparece escrito como "xiuhmolpilli", lo cual es un error gramatical (Kruell,
Respuesta:
El calendario mexica o calendario nahua fue el sistema utilizado para el conteo del tiempo por los habitantes del centro de México y zonas circunvecinas antes de la llegada de los españoles.

Calendario circular incluido en la "Descripción de Tlaxcala" de Muñoz Camargo
Se ha considerado que las descripciones coloniales se refieren al sistema usado por el grupo dominante, el mexica, cuando la realidad es que los cronistas y misioneros que recopilaron información lo hicieron en distintas zonas, por lo que el calendario descrito no corresponde exclusivamente al utilizado en la ciudad de México-Tenochtitlan; nuevos estudios especializados han comenzado a establecer sus consistencias.
Es un sistema que se compone de tres cuentas (no calendarios) combinadas;[1] la "cuenta del año" recibe el nombre en náhuatl de cempohuallapohualli; la segunda es la llamada "cuenta adivinatoria" o tonalpohualli; la tercera cuenta es la "cuenta venusina" o hueicitlallapohualli.
Tradicionalmente se había considerado la sucesión de los años como la tercera cuenta, en su formación de grupos de 52 de ellos (nombrados xiuhtlapohualli o xiuhnelpilli), aunque su nomenclatura se corresponde como la consecuencia de unir las dos primeras cuentas, por lo que ser más que una cuarta cuenta, es el resultado de las anteriores.
El uso de este sistema calendárico era análogo a todos los sistemas de conteo de las culturas de Mesoamérica, si bien cada uno de ellos lo denominaba de manera diferente, y no necesariamente estaban sincronizados. Por lo tanto, lo que se dice sobre el calendario empleado por los mexicas no debe aplicarse para los calendarios de otros pueblos ni tampoco a la inversa.
Estructura y nociones básicasEditar
La unidad básica es el día, aunque desde la concepción prehispánica el día es concebido de diferentes formas. La esencia de los días vista como una sucesión continua es nombrada ilhuitl, en donde está implícito lo recurrente (asociado a iloa, "regresar, volver") y el sentido de celebración, por lo que esta misma palabra se traduce como “fiesta“.[2] El día también es visto como el resultado de una influencia particular, a partir de la naturaleza solar, con la cual se asocia; de esta conexión se da la relación entre el Sol (Tonatiuh) y el resultado de su movimiento, el día, en este sentido llamado tonalli.[3]
Aunque técnicamente diferentes los dos términos anteriores, suelen usarse indistintamente como sinónimos, y aún más, se combinan en expresiones más categóricas, como en cemilhuitonalli (cem-ilhui-tonalli), que sirve para expresar fechas de la cuenta adivinatoria, el cual tiene otro sinónimo que es cemilhuitlapohualli, aunque este último tiene otro sentido etimológico.
Los días se agrupan de dos maneras, dependiendo la cuenta que se lleve. Para la cuenta anual, se agrupa en veintenas (cempohualilhuitl), formando así el ciclo de las fiestas, las cempohuallapohualli. El resultado es que el año tiene 18 veintenas, a las cuales se les agregan cinco días para acercarse a la duración astronómica de 365 días.
Para la cuenta de los destinos (tonalpohualli) se agrupan en trecenas (mahtlaquilhuitl omeyilhuitl).[4] El resultado es la secuencia de 20 grupos de trece días.
Durante la época virreinal se produjeron muchas inferencias interpretativas sobre el calendario nahua; de las más notorias es que a las veintenas se les asoció con los "meses" cristianos, poco a poco se recurrió a la traducción de “Luna, mes,“ para nombrarlas, así, la palabra metztli fue siendo aceptada como su equivalente, cuando en realidad no lo es (Kruell 2017:152). También es bastante usual encontrar en las crónicas la comparación de las trecenas como un “sistema semanal”, lo cual también es una deformación interpretativa.
La unión de las dos cuentas anteriores generaba una serie de combinaciones irrepetibles, que es lo que en esencia se buscaba, durante un lapso cercano a los 52 años. Es decir, a partir de un punto dado entre ambas cuentas, se producía un gran ciclo.
Es aquí donde cobra mayor valor tener presente las bases más elementales del funcionamiento del calendario nativo. Aparte de entender que son dos secuencias (cuentas) que se van a combinar, es necesario conocer los “portadores de los años”, llamados en nahuatl xiuhtonalli o xiuhmamah.[5] Los portadores o cargadores de los años son parte de la estructura básica del calendario mexihcatl, descritos y mencionados por diversas fuentes, según las cuales, el año, al nacer en su primer día, al igual que todos los seres de la naturaleza, recibía por nombre la fecha calendárica de ese día (véase más abajo). Esto produce una serie de combinaciones en la manera de nombrar los años, los cuales no se repiten sino después de 52 años, periodo que cronológicamente era llamado xiuhtlapohualli, y que ritualmente se decía xiuhnelpilli,[6] ("se atan los años", llamado también ceremonia del "fuego nuevo"), aunque en la mayoría de las monografías aparece escrito como "xiuhmolpilli", lo cual es un error gramatical (Kruell,