Respuesta:
Se aprecia en la historiografía chilena del siglo XIX y primera mitad del siglo XX una falta de
atención de los aspectos regionales. Desde distintos puntos de vista, ya sea desde la política, la
economía o lo social, nuestra historia ha estado centrada en una serie de procesos que
encuentran su referente espacial y temporal en el centro político e histórico de nuestro país.
Situación explicable por cuanto la historia ha privilegiado el quehacer político y las
determinaciones de los gobernantes, aspectos que han sido monopolizados por el centro
político. Así, lo que hoy entendemos por Historia de Chile no es más que la construcción
hegemónica de un pasado de carácter nacional, frente al cual estamos obligados a aceptar e
internalizar una serie de generalidades e interpretaciones que en muchos casos no tienen
relación con la construcción histórica de las regiones.
La misma reflexión que hacemos frente a la historia de las regiones, la podemos aplicar al tema,
de cómo han sido abordadas las relaciones del mundo indígena con el no indígena. La
historiografía chilena hasta hace algunas décadas atrás, frente a las relaciones interétnicas
presentaba un enfoque parcial y poco crítico, situación que obstaculizaba la percepción de
algunos problemas fundamentales. Las propuestas metodológicas del liberalismo y positivismo
del siglo XIX, que hizo del documento escrito la fuente histórica por excelencia que, unido al
destino del Estado Nacional y de una nación étnicamente homogénea, obvió la existencia de
una sociedad india, situación que derivo que la problemática indígena tuviera escasa presencia
en las historias nacionales apareciendo siempre como capítulo introductorio y desvinculada del
conjunto general, como un proceso caracterizado por la guerra entre la “civilización “ y la
“barbarie”, donde el indígena era el enemigo al que se le adjudicaba juicios de valor para
desacreditarlo; haragán, ladino, sanguinario, borracho, ladrón.
" Life is not a problem to be solved but a reality to be experienced! "
© Copyright 2013 - 2024 KUDO.TIPS - All rights reserved.
Respuesta:
Se aprecia en la historiografía chilena del siglo XIX y primera mitad del siglo XX una falta de
atención de los aspectos regionales. Desde distintos puntos de vista, ya sea desde la política, la
economía o lo social, nuestra historia ha estado centrada en una serie de procesos que
encuentran su referente espacial y temporal en el centro político e histórico de nuestro país.
Situación explicable por cuanto la historia ha privilegiado el quehacer político y las
determinaciones de los gobernantes, aspectos que han sido monopolizados por el centro
político. Así, lo que hoy entendemos por Historia de Chile no es más que la construcción
hegemónica de un pasado de carácter nacional, frente al cual estamos obligados a aceptar e
internalizar una serie de generalidades e interpretaciones que en muchos casos no tienen
relación con la construcción histórica de las regiones.
La misma reflexión que hacemos frente a la historia de las regiones, la podemos aplicar al tema,
de cómo han sido abordadas las relaciones del mundo indígena con el no indígena. La
historiografía chilena hasta hace algunas décadas atrás, frente a las relaciones interétnicas
presentaba un enfoque parcial y poco crítico, situación que obstaculizaba la percepción de
algunos problemas fundamentales. Las propuestas metodológicas del liberalismo y positivismo
del siglo XIX, que hizo del documento escrito la fuente histórica por excelencia que, unido al
destino del Estado Nacional y de una nación étnicamente homogénea, obvió la existencia de
una sociedad india, situación que derivo que la problemática indígena tuviera escasa presencia
en las historias nacionales apareciendo siempre como capítulo introductorio y desvinculada del
conjunto general, como un proceso caracterizado por la guerra entre la “civilización “ y la
“barbarie”, donde el indígena era el enemigo al que se le adjudicaba juicios de valor para
desacreditarlo; haragán, ladino, sanguinario, borracho, ladrón.