en 2002, McDonald’s quebraba en Bolivia tras experimentar grandes pérdidas, en un evidente fracaso de su intento de penetración en el país. Los ocho restaurantes que se abrieron cerraron, y todos los trabajadores fueron despedidos. Hay que decir que 2002 supuso un punto de inflexión en McDonald’s: afrontó un bajón histórico a nivel internacional.
A pesar de intentar adaptarse a los sabores locales, se notaba en los estudios que, por ejemplo los niños, acudían para recibir el regalo del McMenú infantil… pero se dejaban la hamburguesa a medias. Sí: los bolivianos están acostumbrados a otra cocina, porque la cocina boliviana es especial y muy variada, con raíces españolas y africanas. La comida es tradicional y regional, muy colorida, con una fuerte mezcla de sabores, condimentos y por supuesto geniales carnes y por supuesto su oro: la “papa”.
Comer en Bolivia es un acto cultural, un ritual que conecta el ser humano con sus raíces. La sociedad boliviana no considera la comida como algo que pueda realizarse “fast” (rápido), por tanto el fast food, a nivel social y cultural, no tenía muchas posibilidades en el país. Y de hecho, la cocina es algo vivo, pasional, que se hace con mimo, con cariño, con el fin de compartir.
De hecho, los bolivianos sí tienen sus propias “comidas rápidas”: las empanadas. Y con ingredientes como huevo, carne, cebolla, arroz,... las empanadas, siempre diferentes pero que juntan los ingredientes favoritos de los bolivianos, son mucho más deliciosas que una hamburguesa de McDonald’s. Esa fue otra de las razones por las que la gran cadena fracasó.
La producción agrícola y los mercados (que no supermercados) tienen un fuerte peso en los pueblos y en las ciudades, donde son lugares de encuentro y de intercambio, centro de vida social. Los bolivianos entienden, y mucho, de producto y de sabor: tienen una relación muy cercana con la tierra. Si allí la calidad se puede conseguir a bajo precio, ¿tiene sentido entonces realmente pagar lo mismo por un plato tradicional que por una hamburguesa de McDonald’s? ¿Si pudieras comer tú una paella a 5 euros, considerarías la opción de un Big Mac en su lugar? Seguramente no. La económica fue otra de las razones por las que McDonald’s no prosperó en Bolivia: el menú más barato de McDonald’s costaba algo más de 3 dólares cuando por uno podía comprarse un delicioso almuerzo tradicional completo.
Bolivia se siente orgulloso del nulo éxito de McDonald's entre su población y se atribuye haber "expulsado" a la gran cadena que triunfa en todo el mundo por razones sociales. Los bolivianos prefirieron entonces la empanada casera y la comida tradicional y natural por encima de cualquier otra.
Explicación:
en 2002, McDonald’s quebraba en Bolivia tras experimentar grandes pérdidas, en un evidente fracaso de su intento de penetración en el país. Los ocho restaurantes que se abrieron cerraron, y todos los trabajadores fueron despedidos. Hay que decir que 2002 supuso un punto de inflexión en McDonald’s: afrontó un bajón histórico a nivel internacional.
A pesar de intentar adaptarse a los sabores locales, se notaba en los estudios que, por ejemplo los niños, acudían para recibir el regalo del McMenú infantil… pero se dejaban la hamburguesa a medias. Sí: los bolivianos están acostumbrados a otra cocina, porque la cocina boliviana es especial y muy variada, con raíces españolas y africanas. La comida es tradicional y regional, muy colorida, con una fuerte mezcla de sabores, condimentos y por supuesto geniales carnes y por supuesto su oro: la “papa”.
Comer en Bolivia es un acto cultural, un ritual que conecta el ser humano con sus raíces. La sociedad boliviana no considera la comida como algo que pueda realizarse “fast” (rápido), por tanto el fast food, a nivel social y cultural, no tenía muchas posibilidades en el país. Y de hecho, la cocina es algo vivo, pasional, que se hace con mimo, con cariño, con el fin de compartir.
De hecho, los bolivianos sí tienen sus propias “comidas rápidas”: las empanadas. Y con ingredientes como huevo, carne, cebolla, arroz,... las empanadas, siempre diferentes pero que juntan los ingredientes favoritos de los bolivianos, son mucho más deliciosas que una hamburguesa de McDonald’s. Esa fue otra de las razones por las que la gran cadena fracasó.
La producción agrícola y los mercados (que no supermercados) tienen un fuerte peso en los pueblos y en las ciudades, donde son lugares de encuentro y de intercambio, centro de vida social. Los bolivianos entienden, y mucho, de producto y de sabor: tienen una relación muy cercana con la tierra. Si allí la calidad se puede conseguir a bajo precio, ¿tiene sentido entonces realmente pagar lo mismo por un plato tradicional que por una hamburguesa de McDonald’s? ¿Si pudieras comer tú una paella a 5 euros, considerarías la opción de un Big Mac en su lugar? Seguramente no. La económica fue otra de las razones por las que McDonald’s no prosperó en Bolivia: el menú más barato de McDonald’s costaba algo más de 3 dólares cuando por uno podía comprarse un delicioso almuerzo tradicional completo.
Bolivia se siente orgulloso del nulo éxito de McDonald's entre su población y se atribuye haber "expulsado" a la gran cadena que triunfa en todo el mundo por razones sociales. Los bolivianos prefirieron entonces la empanada casera y la comida tradicional y natural por encima de cualquier otra.