Nos llamamos latinos porque tenemos idiomas y culturas derivadas del latín, una lengua que fue importante durante muchos siglos, pero que actualmente ya no se usa para hablar.
Venezuela, Uruguay, México, Chile, Perú, enriqueciendo su óptica latinoamericana y buscando, a través
de ella, esa, al parecer escurridiza o difícil identidad. Su
experiencia latinoamericana y su ingenio frente a ella,
le ha llevado a acuñar categorías de interpretación que
no son ya las creadas por la cultura llamada occidental
que resultan, muchas veces, equívocas. Esta América, la
América Latina, vista ya desde el punto de vista latinoamericano, a partir de las propias experiencias sociales,
políticas, culturales e ideológicas. En este trabajo Darcy
Ribeiro vuelve a plantearse la interrogante que ya se hacía Simón Bolívar sobre la identidad de esta nuestra
América. La pregunta sobre el ser de hombres que se encuentran, reflexionando sobre sí, divididos, en conflicto racial y cultural. Pero una realidad de la cual hay que
partir para su integración como naciones y miembros de
una gran comunidad, troquelada por el coloniaje ibero,
pero a partir de la cual, en una extraordinaria inversión
de valores, ha de constituirse la soñada Magna Colombia,
la América Unida, como expresión del destino común de
sus pueblos
En las últimas décadas algunos antropólogos empezaron a enfrentar esas cuestiones2 con el propósito de proporcionar por lo menos nuevas fuentes teóricas para la
interpretación del proceso de formación de los pueblos
americanos. Nuestra propia tentativa presentada en un
estudio sobre la evolución sociocultural publicado en
1968 y otro sobre las configuraciones histórico-culturales de los pueblos americanos (1970) se cita entre estos
esfuerzos. En la presente introducción utilizaremos algunos esquemas conceptuales desarrollados en aquellos
trabajos, volviendo a definirlos cuando sea necesario.
En lo que se refiere al presente ensayo, tales esquemas
pueden ser reducidos a tres enfoques distintos pero complementarios. Primero, una clasificación de las etapas generales de la evolución que permitía definir las formaciones económico-sociales discernibles en las Américas
del pasado y del presente. Segundo, un estudio de las
configuraciones histórico-culturales, en tanto que grandes categorías de pueblos homogeneizados por procesos
similares de formación. Tercero, una apreciación de las
vicisitudes experimentadas por las tradiciones culturales
europeas en su trasplante para los espacios americanos y
en su adopción por nuevas gentes, indígenas y africanos,
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Nos llamamos latinos porque tenemos idiomas y culturas derivadas del latín, una lengua que fue importante durante muchos siglos, pero que actualmente ya no se usa para hablar.
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Venezuela, Uruguay, México, Chile, Perú, enriqueciendo su óptica latinoamericana y buscando, a través
de ella, esa, al parecer escurridiza o difícil identidad. Su
experiencia latinoamericana y su ingenio frente a ella,
le ha llevado a acuñar categorías de interpretación que
no son ya las creadas por la cultura llamada occidental
que resultan, muchas veces, equívocas. Esta América, la
América Latina, vista ya desde el punto de vista latinoamericano, a partir de las propias experiencias sociales,
políticas, culturales e ideológicas. En este trabajo Darcy
Ribeiro vuelve a plantearse la interrogante que ya se hacía Simón Bolívar sobre la identidad de esta nuestra
América. La pregunta sobre el ser de hombres que se encuentran, reflexionando sobre sí, divididos, en conflicto racial y cultural. Pero una realidad de la cual hay que
partir para su integración como naciones y miembros de
una gran comunidad, troquelada por el coloniaje ibero,
pero a partir de la cual, en una extraordinaria inversión
de valores, ha de constituirse la soñada Magna Colombia,
la América Unida, como expresión del destino común de
sus pueblos
En las últimas décadas algunos antropólogos empezaron a enfrentar esas cuestiones2 con el propósito de proporcionar por lo menos nuevas fuentes teóricas para la
interpretación del proceso de formación de los pueblos
americanos. Nuestra propia tentativa presentada en un
estudio sobre la evolución sociocultural publicado en
1968 y otro sobre las configuraciones histórico-culturales de los pueblos americanos (1970) se cita entre estos
esfuerzos. En la presente introducción utilizaremos algunos esquemas conceptuales desarrollados en aquellos
trabajos, volviendo a definirlos cuando sea necesario.
En lo que se refiere al presente ensayo, tales esquemas
pueden ser reducidos a tres enfoques distintos pero complementarios. Primero, una clasificación de las etapas generales de la evolución que permitía definir las formaciones económico-sociales discernibles en las Américas
del pasado y del presente. Segundo, un estudio de las
configuraciones histórico-culturales, en tanto que grandes categorías de pueblos homogeneizados por procesos
similares de formación. Tercero, una apreciación de las
vicisitudes experimentadas por las tradiciones culturales
europeas en su trasplante para los espacios americanos y
en su adopción por nuevas gentes, indígenas y africanos,
que tenían características culturales propias.