En primer lugar, la violencia en la mente es tan hiriente como la violencia de las manos. Levítico 19:17 dice, "No aborrecerás a tu hermano en tu corazón; razonarás con tu prójimo, para que no participes de su pecado". Cuando sabemos que alguien está en pecado, ¿es más amoroso callarse y acumular odio y resentimiento hacia él? Dios dice que debemos hablar francamente, y Jesucristo nos dice en Mateo 5:21-22 que la ira asesina puede llevar al hombre enojado al juicio de Dios tan pronto como un golpe físico. La violencia que él exhibe hacia otra persona puede ser traída sobre sí mismo por Dios
Respuesta:
En primer lugar, la violencia en la mente es tan hiriente como la violencia de las manos. Levítico 19:17 dice, "No aborrecerás a tu hermano en tu corazón; razonarás con tu prójimo, para que no participes de su pecado". Cuando sabemos que alguien está en pecado, ¿es más amoroso callarse y acumular odio y resentimiento hacia él? Dios dice que debemos hablar francamente, y Jesucristo nos dice en Mateo 5:21-22 que la ira asesina puede llevar al hombre enojado al juicio de Dios tan pronto como un golpe físico. La violencia que él exhibe hacia otra persona puede ser traída sobre sí mismo por Dios
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