Jesús y Zaqueo, esta lectura trata de cuando Jesús estuvo de paso por la ciudad de Jericó, donde había un hombre llamado Zaqueo que era el jefe de los cobradores de impuesto.
Zaqueo quería conocer a Jesús pero entre la multitud no alcanzaba verle por lo que corrió entre las personas y se trepó a un árbol para lograr verlo, Jesús al verlo lo llamó por su nombre y le dijo que se quedaría en su casa, Zaqueo lo recibió con gran alegría, esto no les pareció a muchos de los que se encontraban en el lugar, no entendían cómo Jesús iba a quedarse en la casa de un pecador. Una vez estando en la casa Zaqueo le dijo a Jesús que entregaría la mitad de sus bienes a los pobres y a aquellos a los que injustamente les ha exigido les devolverá cuatro veces más lo que le entregaron.
Jesús dijo al respecto: el hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que estaba perdido.
La lectura se basa en el perdón y el arrepentimiento verdadero de una persona que había sido injusta, porque no basta solamente el hecho de arrepentirse en palabras sino que estaba dispuesto de resarcir el daño que había generado.
Juan 8 1-11
La mujer adúltera, Jesús estaba en el monte de los Olivos, encontraba de regreso al templo cuando observó una multitud que venía hacia a él, por lo que comenzó a enseñarles. Los maestros de la ley y los fariseos le llevaron a una mujer que habían encontrado en adulterio y la pusieron entre la multitud para que fuera juzgada tal como lo indicaba la ley y fuera apedreada.
Jesús se inclinó y se puso a escribir con el dedo en el suelo, y les dijo: el que no tenga pecado lance la primera piedra, y siguió escribiendo, poco a poco se fueron retirando uno a uno, quedando solamente Jesús y la mujer. Entonces Jesús se enderezó y le preguntó: Mujer ¿donde están? ¿Ninguno te ha condenado? Ella contesto: Ninguno Señor, Jesús le dijo Yo tampoco te condeno, vete y no vuelvas a pecar en adelante.
Nuevamente se evidencia el perdón de los pecados, y como no podemos juzgar a los demás cuando nosotros mismos no somos quién para hacerlo, sólo Dios que es el único que puede juzgarnos y otorgarnos su perdón cuando estamos verdaderamente arrepentidos.
Mateo 4 1-11
Jesús es tentado en el desierto, luego que el Espíritu Santo condujo a Jesús al desierto para que fuera tentado por el diablo, estuvo cuarenta días y cuarenta noches sin comer, entonces se le acercó el tentador y le pidió que convirtiera las piedras en pan, también le pidió llevándolo a la parte del templo más alta que se tirara al vacío y luego le ofreció riquezas si se hincaba ante él. Jesús no accedió a ninguna de sus peticiones y le pidió que se alejara de él respondiendo: Aléjate de mi Satanás, porque dice la escritura: Adorarás al Señor tu Dios, a él sólo servirás. El diablo lo dejó al ver que no accedió a ninguna de sus peticiones.
Se puede evidenciar en esta escritura, la fuerza de voluntad y la convicción que tuvo Jesús de no decaer ante las promesas que le hacía Satanás. No importa cuán fuerte sea la tentación no debemos decaer y acceder a lo que no es debido.
Lucas 19 1-10
Jesús y Zaqueo, esta lectura trata de cuando Jesús estuvo de paso por la ciudad de Jericó, donde había un hombre llamado Zaqueo que era el jefe de los cobradores de impuesto.
Zaqueo quería conocer a Jesús pero entre la multitud no alcanzaba verle por lo que corrió entre las personas y se trepó a un árbol para lograr verlo, Jesús al verlo lo llamó por su nombre y le dijo que se quedaría en su casa, Zaqueo lo recibió con gran alegría, esto no les pareció a muchos de los que se encontraban en el lugar, no entendían cómo Jesús iba a quedarse en la casa de un pecador. Una vez estando en la casa Zaqueo le dijo a Jesús que entregaría la mitad de sus bienes a los pobres y a aquellos a los que injustamente les ha exigido les devolverá cuatro veces más lo que le entregaron.
Jesús dijo al respecto: el hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que estaba perdido.
La lectura se basa en el perdón y el arrepentimiento verdadero de una persona que había sido injusta, porque no basta solamente el hecho de arrepentirse en palabras sino que estaba dispuesto de resarcir el daño que había generado.
Juan 8 1-11
La mujer adúltera, Jesús estaba en el monte de los Olivos, encontraba de regreso al templo cuando observó una multitud que venía hacia a él, por lo que comenzó a enseñarles. Los maestros de la ley y los fariseos le llevaron a una mujer que habían encontrado en adulterio y la pusieron entre la multitud para que fuera juzgada tal como lo indicaba la ley y fuera apedreada.
Jesús se inclinó y se puso a escribir con el dedo en el suelo, y les dijo: el que no tenga pecado lance la primera piedra, y siguió escribiendo, poco a poco se fueron retirando uno a uno, quedando solamente Jesús y la mujer. Entonces Jesús se enderezó y le preguntó: Mujer ¿donde están? ¿Ninguno te ha condenado? Ella contesto: Ninguno Señor, Jesús le dijo Yo tampoco te condeno, vete y no vuelvas a pecar en adelante.
Nuevamente se evidencia el perdón de los pecados, y como no podemos juzgar a los demás cuando nosotros mismos no somos quién para hacerlo, sólo Dios que es el único que puede juzgarnos y otorgarnos su perdón cuando estamos verdaderamente arrepentidos.
Mateo 4 1-11
Jesús es tentado en el desierto, luego que el Espíritu Santo condujo a Jesús al desierto para que fuera tentado por el diablo, estuvo cuarenta días y cuarenta noches sin comer, entonces se le acercó el tentador y le pidió que convirtiera las piedras en pan, también le pidió llevándolo a la parte del templo más alta que se tirara al vacío y luego le ofreció riquezas si se hincaba ante él. Jesús no accedió a ninguna de sus peticiones y le pidió que se alejara de él respondiendo: Aléjate de mi Satanás, porque dice la escritura: Adorarás al Señor tu Dios, a él sólo servirás. El diablo lo dejó al ver que no accedió a ninguna de sus peticiones.
Se puede evidenciar en esta escritura, la fuerza de voluntad y la convicción que tuvo Jesús de no decaer ante las promesas que le hacía Satanás. No importa cuán fuerte sea la tentación no debemos decaer y acceder a lo que no es debido.