en los años 60, con el comienzo del uso del almacenamiento en cinta magnética. Todos recordamos las antiguas películas donde las salas de ordenadores tenían unos enormes armarios, en cuya parte superior solía haber uno o dos rollos de cinta magnética girando parsimoniosamente. El hecho es que, la cinta magnética todavía es un método de almacenamiento que se sigue empleando en los ordenadores, aunque solo para guardar datos a granel, tales como back up de datos. El hecho de tener que estar rebobinando la cinta constantemente para localizar un dato o tener que cambiar de cinta para localizar más datos hace que sea un método poco efectivo en cuanto a la rapidez de acceso a los datos almacenados en ella.
y desde estas cintas magnéticas ya saltamos al primer disco duro mecánico. Presentado en el año 1957 es el primer paso dentro del tipo de almacenamiento que conocemos hoy en día. Con un tamaño aproximado equivalente a dos neveras, tenía un total de 50 platos con la increíble capacidad de almacenamiento interno de… 3,75 MB. Por supuesto, a medida que se fue popularizando, el tamaño de estas unidades de almacenamiento fue descendiendo paulatinamente, hasta que a principios – mediados de los años 80 se comenzaron a vender en el popular formato de forma de 3,5″, para más adelante pasar al formato de 2,5″, el cual se empleó inicialmente en los ordenadores portátiles, para luego ser adoptado por los SSD. Y, desde ahí, al formato M.2 que se está instaurando recientemente para los SSD. En paralelo a la llegada de los discos duros a los ordenadores tenemos la aparición de los discos extraíbles flexibles, los famosos Floppy Disks. Este tipo de unidad magnética comenzaron a aparecer a principios de los años 70 y fueron la única manera en que los usuarios podían compartir datos entre ellos, sobre todo si eran de gran tamaño. Y de ahí pasaríamos al CD-ROM, al DVD-ROM, al BR-ROM, los pen drives, etc. Aunque todos estos métodos quedaron anticuados con la llegada de Internet.
en los años 60, con el comienzo del uso del almacenamiento en cinta magnética. Todos recordamos las antiguas películas donde las salas de ordenadores tenían unos enormes armarios, en cuya parte superior solía haber uno o dos rollos de cinta magnética girando parsimoniosamente. El hecho es que, la cinta magnética todavía es un método de almacenamiento que se sigue empleando en los ordenadores, aunque solo para guardar datos a granel, tales como back up de datos. El hecho de tener que estar rebobinando la cinta constantemente para localizar un dato o tener que cambiar de cinta para localizar más datos hace que sea un método poco efectivo en cuanto a la rapidez de acceso a los datos almacenados en ella.
y desde estas cintas magnéticas ya saltamos al primer disco duro mecánico. Presentado en el año 1957 es el primer paso dentro del tipo de almacenamiento que conocemos hoy en día. Con un tamaño aproximado equivalente a dos neveras, tenía un total de 50 platos con la increíble capacidad de almacenamiento interno de… 3,75 MB. Por supuesto, a medida que se fue popularizando, el tamaño de estas unidades de almacenamiento fue descendiendo paulatinamente, hasta que a principios – mediados de los años 80 se comenzaron a vender en el popular formato de forma de 3,5″, para más adelante pasar al formato de 2,5″, el cual se empleó inicialmente en los ordenadores portátiles, para luego ser adoptado por los SSD. Y, desde ahí, al formato M.2 que se está instaurando recientemente para los SSD. En paralelo a la llegada de los discos duros a los ordenadores tenemos la aparición de los discos extraíbles flexibles, los famosos Floppy Disks. Este tipo de unidad magnética comenzaron a aparecer a principios de los años 70 y fueron la única manera en que los usuarios podían compartir datos entre ellos, sobre todo si eran de gran tamaño. Y de ahí pasaríamos al CD-ROM, al DVD-ROM, al BR-ROM, los pen drives, etc. Aunque todos estos métodos quedaron anticuados con la llegada de Internet.