Comportarse de forma profesional en todo momento. Su primera preocupación debe ser la salud y el bienestar de sus pacientes.
Saber comunicar. Una de las quejas más comunes de los pacientes es no entender bien lo que les dice su médico. Así que es labor del profesional expresarse con claridad (tanto oral como por escrito).
Ser prudente. Un buen médico debe saber usar juiciosamente los recursos que el sistema pone a su disposición.
Tratar a todos los pacientes por igual, sin distinción de su procedencia, clase social, religión, creencias, estilo de vida… El médico tiene que tratar a los pacientes, no juzgarlos.
No des nada por supuesto. Como todo hombre de ciencia el médico no admite dogmas.
Mantener la dedicación. Es muy posible que la de médico sea la profesión más vocacional del mundo.
Ser de confianza. La confidencialidad es la base de la relación médico-paciente. Lo que se dice en la consulta del médico no tiene que salir de allí.
Estar bien formada. El buen médico debe preocuparse en aumentar sus competencias profesionales. Por eso necesita actualizarse siempre que aparezcan nuevos conocimientos en su área.
Ponerse en el lugar de sus pacientes. Las personas a las que trata sufren y que él muestre empatía ayuda a que se sientan mejor.
No implicarse emocionalmente. Aunque debe ser empático, el médico no debe dejar que sus emociones afecten al trabajo.
Cuidar su propia salud. Un médico que vaya a trabajar enfermo se convierte en un peligro para sus propios pacientes.
Ser un buen compañero. La colaboración entre profesionales es importante para dar la mejor atención a los pacientes.
Estar siempre “en guardia”. Lo que significa que debe atender a cualquier persona que requiera sus habilidades incluso fuera del trabajo.
No tener miedo a decir “no sé”. Es mejor admitir la ignorancia ante algo que tomar una decisión que pueda perjudicar al paciente.
Respetar la intimidad del paciente y, sobre todo, su dignidad.
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¿Cómo ser un buen médico?
Un médico debe:
Comportarse de forma profesional en todo momento. Su primera preocupación debe ser la salud y el bienestar de sus pacientes.
Saber comunicar. Una de las quejas más comunes de los pacientes es no entender bien lo que les dice su médico. Así que es labor del profesional expresarse con claridad (tanto oral como por escrito).
Ser prudente. Un buen médico debe saber usar juiciosamente los recursos que el sistema pone a su disposición.
Tratar a todos los pacientes por igual, sin distinción de su procedencia, clase social, religión, creencias, estilo de vida… El médico tiene que tratar a los pacientes, no juzgarlos.
No des nada por supuesto. Como todo hombre de ciencia el médico no admite dogmas.
Mantener la dedicación. Es muy posible que la de médico sea la profesión más vocacional del mundo.
Ser de confianza. La confidencialidad es la base de la relación médico-paciente. Lo que se dice en la consulta del médico no tiene que salir de allí.
Estar bien formada. El buen médico debe preocuparse en aumentar sus competencias profesionales. Por eso necesita actualizarse siempre que aparezcan nuevos conocimientos en su área.
Ponerse en el lugar de sus pacientes. Las personas a las que trata sufren y que él muestre empatía ayuda a que se sientan mejor.
No implicarse emocionalmente. Aunque debe ser empático, el médico no debe dejar que sus emociones afecten al trabajo.
Cuidar su propia salud. Un médico que vaya a trabajar enfermo se convierte en un peligro para sus propios pacientes.
Ser un buen compañero. La colaboración entre profesionales es importante para dar la mejor atención a los pacientes.
Estar siempre “en guardia”. Lo que significa que debe atender a cualquier persona que requiera sus habilidades incluso fuera del trabajo.
No tener miedo a decir “no sé”. Es mejor admitir la ignorancia ante algo que tomar una decisión que pueda perjudicar al paciente.
Respetar la intimidad del paciente y, sobre todo, su dignidad.
Explicación: