El Principito es una extraordinaria obra maestra que esconde, a modo de relato filosófico, importantes enseñanzas sobre el ser humano y su relación con el mundo y los seres que en él habitan.
Actualmente es el libro más leído y el que más veces se ha traducido a otros idiomas, hechos que lo han convertido en la novela más famosa de su autor, Antoine de Saint-Exupéry. Hoy nos adentramos en sus páginas para mostrarte qué valores puede aportar a tu hijo la historia de El Principito; una historia que embruja y maravilla tanto a niños como a adultos.
El valor de la infancia
De adultos perdemos la magia, inocencia e ilusión que poseíamos cuando éramos niños; algo que nos impide mantener la esencia, pureza y bondad imprescindibles en la vida. Su frase más representativa: “Todas las personas fueron al principio niños, aunque pocas de ellas recuerdan”.
No juzgar a los demás
Otro de los valores muy vivos en «El Principito» es el de la empatía. La historia nos recuerda la importancia de no juzgar a los demás sin antes habernos juzgado a nosotros mismos. El autoconocimiento es la clave para convertirnos en personas más tolerantes: “Es mucho más difícil juzgarse a sí mismo que juzgar a los demás. Si logras juzgarte bien a ti mismo eres un verdadero sabio”.
Lo material no da la felicidad
El secreto de la felicidad está en valorar profundamente lo que uno tiene, por muy poco que sea. Tener más no da la riqueza, ni mucho menos, la felicidad. Este es uno de los valores más reflexivos que nos enseña «El Principito» con una frase que dice lo siguiente: “Los hombres de tu tierra cultivan cinco mil rosas en un mismo jardín y no encuentran lo que buscan. Y, sin embargo, lo que buscan podrían encontrarlo en una sola rosa”.
Las cosas más importantes son invisibles a los ojos
El zorro le cuenta a Principito que las cosas más valiosas no pueden contemplarse a través de los ojos, una enseñanza que se resume en una de las frases de El Principito más conmovedoras: “Solo con el corazón se puede ver bien; lo esencial es invisible a los ojos”.
Del mismo modo, en la historia se critica la costumbre adulta de querer medirlo absolutamente todo, obviando lo verdaderamente importante: “Las personas mayores aman las cifras. Cuando ustedes les hablan de un nuevo amigo, nunca preguntarán lo esencial.
La perseverancia es primordial
Inculcar a tu hijo el valor de la perseverancia le ayudará a tolerar la frustración y perseguir sus sueños y metas con ahínco; una disciplina que El Principito lleva hacia lo más alto: “Es una locura odiar a todas las rosas porque una te pinchó. Renunciar a todos tus sueños porque uno de ellos no se realizó”.
Además de altas dosis de educación moral, valores como la amistad y el amor siempre están presentes en «El Principito»; algo que convierte a esta novela corta en una de las lecturas imprescindibles en las que hay que sumergirse varias veces a lo largo de la vida.
Regalarle a tu hijo el cuento como recurso educativo, junto a un sello personalizado con el que pueda marcarlo, será sin duda toda una sorpresa que le llenará de ilusión y que le acompañará durante muchos años recordándole qué es lo que verdaderamente importa.
El Principito es una extraordinaria obra maestra que esconde, a modo de relato filosófico, importantes enseñanzas sobre el ser humano y su relación con el mundo y los seres que en él habitan.
Actualmente es el libro más leído y el que más veces se ha traducido a otros idiomas, hechos que lo han convertido en la novela más famosa de su autor, Antoine de Saint-Exupéry. Hoy nos adentramos en sus páginas para mostrarte qué valores puede aportar a tu hijo la historia de El Principito; una historia que embruja y maravilla tanto a niños como a adultos.
El valor de la infancia
De adultos perdemos la magia, inocencia e ilusión que poseíamos cuando éramos niños; algo que nos impide mantener la esencia, pureza y bondad imprescindibles en la vida. Su frase más representativa: “Todas las personas fueron al principio niños, aunque pocas de ellas recuerdan”.
No juzgar a los demás
Otro de los valores muy vivos en «El Principito» es el de la empatía. La historia nos recuerda la importancia de no juzgar a los demás sin antes habernos juzgado a nosotros mismos. El autoconocimiento es la clave para convertirnos en personas más tolerantes: “Es mucho más difícil juzgarse a sí mismo que juzgar a los demás. Si logras juzgarte bien a ti mismo eres un verdadero sabio”.
Lo material no da la felicidad
El secreto de la felicidad está en valorar profundamente lo que uno tiene, por muy poco que sea. Tener más no da la riqueza, ni mucho menos, la felicidad. Este es uno de los valores más reflexivos que nos enseña «El Principito» con una frase que dice lo siguiente: “Los hombres de tu tierra cultivan cinco mil rosas en un mismo jardín y no encuentran lo que buscan. Y, sin embargo, lo que buscan podrían encontrarlo en una sola rosa”.
Las cosas más importantes son invisibles a los ojos
El zorro le cuenta a Principito que las cosas más valiosas no pueden contemplarse a través de los ojos, una enseñanza que se resume en una de las frases de El Principito más conmovedoras: “Solo con el corazón se puede ver bien; lo esencial es invisible a los ojos”.
Del mismo modo, en la historia se critica la costumbre adulta de querer medirlo absolutamente todo, obviando lo verdaderamente importante: “Las personas mayores aman las cifras. Cuando ustedes les hablan de un nuevo amigo, nunca preguntarán lo esencial.
La perseverancia es primordial
Inculcar a tu hijo el valor de la perseverancia le ayudará a tolerar la frustración y perseguir sus sueños y metas con ahínco; una disciplina que El Principito lleva hacia lo más alto: “Es una locura odiar a todas las rosas porque una te pinchó. Renunciar a todos tus sueños porque uno de ellos no se realizó”.
Además de altas dosis de educación moral, valores como la amistad y el amor siempre están presentes en «El Principito»; algo que convierte a esta novela corta en una de las lecturas imprescindibles en las que hay que sumergirse varias veces a lo largo de la vida.
Regalarle a tu hijo el cuento como recurso educativo, junto a un sello personalizado con el que pueda marcarlo, será sin duda toda una sorpresa que le llenará de ilusión y que le acompañará durante muchos años recordándole qué es lo que verdaderamente importa.