Hay jóvenes y adolescentes en nuestras comunidades y parroquias que no han tenido la dicha de pasar por un proceso de iniciación cristiana, de integrarse a la comunidad participando de los sacramentos de dicha iniciación, que son el Bautismo, la Confirmación y la Eucaristía. Los adolescentes y jovenes necesitan la Biblia, pues contiene las respuestas a nuestras preguntas más profundas. La iglesia necesita hablar claramente a los adolescentes sobre el pecado. No de manera grandilocuente, sino de manera amorosa, firme, y bíblica. Nuestros ojos deben abrirse al hecho de que el pecado no es mero lenguaje cristiano; es una realidad que se manifiesta en nuestra vida cotidiana.
Hay jóvenes y adolescentes en nuestras comunidades y parroquias que no han tenido la dicha de pasar por un proceso de iniciación cristiana, de integrarse a la comunidad participando de los sacramentos de dicha iniciación, que son el Bautismo, la Confirmación y la Eucaristía. Los adolescentes y jovenes necesitan la Biblia, pues contiene las respuestas a nuestras preguntas más profundas. La iglesia necesita hablar claramente a los adolescentes sobre el pecado. No de manera grandilocuente, sino de manera amorosa, firme, y bíblica. Nuestros ojos deben abrirse al hecho de que el pecado no es mero lenguaje cristiano; es una realidad que se manifiesta en nuestra vida cotidiana.