Este microcuento que acabo de leerles, del escritor guatemalteco Augusto Monterroso, ha gozado de fama singular entre los aficionados al género narrativo. No cabe duda de que su misma brevedad lo hace interesante, pues quizá sea el más breve de los cuentos breves que jamás se hayan escrito. Su valor de originalidad radica no tanto en lo que el cuento dice, como lo que con él se sugiere. Debido a su parquedad y laconismo —virtudes clasicistas que de pronto hacen su aparición en el contexto posmoderno al que la pieza indudablemente pertenece— queda abierto, no a una, sino a múltiples lecturas de cuyo larguísimo elenco q
Respuesta:
el dinosaurio todavía estaba allí».
Fin del cuento El dinosaurio.
Este microcuento que acabo de leerles, del escritor guatemalteco Augusto Monterroso, ha gozado de fama singular entre los aficionados al género narrativo. No cabe duda de que su misma brevedad lo hace interesante, pues quizá sea el más breve de los cuentos breves que jamás se hayan escrito. Su valor de originalidad radica no tanto en lo que el cuento dice, como lo que con él se sugiere. Debido a su parquedad y laconismo —virtudes clasicistas que de pronto hacen su aparición en el contexto posmoderno al que la pieza indudablemente pertenece— queda abierto, no a una, sino a múltiples lecturas de cuyo larguísimo elenco q