¿que instituciones existian para evitar las falsas creencias?
vale23654
As supersticiones se hallan presentes en la vida cotidiana de cientos de personas. Son uno de los fenómenos más arraigados en la mente humana individual y colectiva.
Evitar pasar por debajo de una escalera, no entregar un salero en la mano, tocar madera para conjurar el infortunio o tener especial cuidado de no romper un espejo son, en plena época de la información y el desarrollo científico-tecnológico, algunas de las numerosas prácticas o costumbres que aún reflejan el poder de la superstición sobre nuestra mentalidad. Podríamos citar decenas de tales creencias, entre las germinadas en diversas culturas a lo largo de los siglos y las particulares de espacios geográficos y sociales más limitados. Hay quienes las toman a pecho y eluden, por ejemplo, llevar a cabo acciones relevantes en un martes 13 (“ni te cases ni te apartes, dice el dicho popular”), y quienes las toman de modo lúdico, aunque no por ello las olvidan. Lo interesante es que fuera de los grados de aceptación o apego, nadie sabe cuál es la base racional de estas creencias o cómo se originaron; a pesar de ello, continúan transmitiéndose de generación en generación, como una especie de códigos culturales en las periferias de los discursos racionales aceptados. Una definición formal es la propuesta por Sylvain Matton en la entrada “Superstition” de la Encyclopedia Universalis: “Un conjunto de creencias o prácticas de inspiración religiosa presentes en un individuo o grupo que resultan incompatibles con el nivel de conocimiento científico o teológico adquirido por ese individuo o grupo”. La superstición implica convicciones de distintos grados que no se sustentan en una base racional y tienen una fuerte carga de subjetividad: lo que algunas personas definen como hechos comparables mediante una serie de sesgos y distorsiones en sus procesos de pensamiento, para otras se trata de fenómenos fácilmente descartables si se les analiza con objetividad. En algunas ocasiones significa creencias individuales, en otras, creencias colectivas. Para comprender esa compleja realidad de ideas que se entraman y se superponen, las supersticiones han sido clasificadas de acuerdo con su origen y alcance. La Encyclopedia Britannica distingue, de este modo, las supersticiones religiosas, las culturales y las personales.
Evitar pasar por debajo de una escalera, no entregar un salero en la mano, tocar madera para conjurar el infortunio o tener especial cuidado de no romper un espejo son, en plena época de la información y el desarrollo científico-tecnológico, algunas de las numerosas prácticas o costumbres que aún reflejan el poder de la superstición sobre nuestra mentalidad. Podríamos citar decenas de tales creencias, entre las germinadas en diversas culturas a lo largo de los siglos y las particulares de espacios geográficos y sociales más limitados. Hay quienes las toman a pecho y eluden, por ejemplo, llevar a cabo acciones relevantes en un martes 13 (“ni te cases ni te apartes, dice el dicho popular”), y quienes las toman de modo lúdico, aunque no por ello las olvidan. Lo interesante es que fuera de los grados de aceptación o apego, nadie sabe cuál es la base racional de estas creencias o cómo se originaron; a pesar de ello, continúan transmitiéndose de generación en generación, como una especie de códigos culturales en las periferias de los discursos racionales aceptados.
Una definición formal es la propuesta por Sylvain Matton en la entrada “Superstition” de la Encyclopedia Universalis: “Un conjunto de creencias o prácticas de inspiración religiosa presentes en un individuo o grupo que resultan incompatibles con el nivel de conocimiento científico o teológico adquirido por ese individuo o grupo”.
La superstición implica convicciones de distintos grados que no se sustentan en una base racional y tienen una fuerte carga de subjetividad: lo que algunas personas definen como hechos comparables mediante una serie de sesgos y distorsiones en sus procesos de pensamiento, para otras se trata de fenómenos fácilmente descartables si se les analiza con objetividad. En algunas ocasiones significa creencias individuales, en otras, creencias colectivas. Para comprender esa compleja realidad de ideas que se entraman y se superponen, las supersticiones han sido clasificadas de acuerdo con su origen y alcance. La Encyclopedia Britannica distingue, de este modo, las supersticiones religiosas, las culturales y las personales.