Un corazón amoroso es mejor y más fuerte que la sabiduría.
La caridad comienza en mi casa, y la justicia en la puerta siguiente.
Hay grandes hombres que hacen a todos los demás sentirse pequeños. Pero la verdadera grandeza consiste en hacer que todos se sientan grandes.
Someted vuestros apetitos, amigos míos, y habréis conquistado la naturaleza humana.
Yo nunca habría tenido éxito en la vida si no me hubiera dedicado a las cosas más pequeñas con la misma atención y cuidado que le dediqué a las más grandes.
Cada fracaso nos enseña algo que necesitamos aprender.
Nunca podría haber hecho lo que he hecho, sin los hábitos de puntualidad, orden y diligencia, sin la determinación de concentrar en mí un objetivo a la vez.
Donde millones de hombres se arredraron, allí empiezas tú a trabajar.
Reflexiona sobre tus bendiciones presentes, de las que todo hombre posee muchas; no sobre tus pasadas penas, de las que todos tienen algunas.
Nunca es tarde para el arrepentimiento y la reparación.
Nuestras peores debilidades y bajezas las solemos cometer por causa de las gentes a quienes más despreciamos.
He aquí la regla de todo negocio: engaña a los demás; de lo contrario, te engañarán ellos.
No juzgue nada por su aspecto, sino por la evidencia. No hay mejor regla.
El corazón humano es un instrumento de muchas cuerdas; el perfecto conocedor de los hombres las sabe hacer vibrar todas, como un buen músico.
La muerte, los incendios y los robos hacen a todos los hombres iguales.
Abre los pulmones, lava el semblante, ejercita los ojos y suaviza el temperamento; así que llora.
El número de malhechores no autoriza el crimen.
Hay hombres que parecen tener sólo una idea y es una lástima que sea equivocada.
Nada es tan fuerte y seguro en una emergencia de la vida como la simple verdad.
El hombre nunca sabe de lo que es capaz hasta que lo intenta.
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Respuesta:
Un corazón amoroso es mejor y más fuerte que la sabiduría.
La caridad comienza en mi casa, y la justicia en la puerta siguiente.
Hay grandes hombres que hacen a todos los demás sentirse pequeños. Pero la verdadera grandeza consiste en hacer que todos se sientan grandes.
Someted vuestros apetitos, amigos míos, y habréis conquistado la naturaleza humana.
Yo nunca habría tenido éxito en la vida si no me hubiera dedicado a las cosas más pequeñas con la misma atención y cuidado que le dediqué a las más grandes.
Cada fracaso nos enseña algo que necesitamos aprender.
Nunca podría haber hecho lo que he hecho, sin los hábitos de puntualidad, orden y diligencia, sin la determinación de concentrar en mí un objetivo a la vez.
Donde millones de hombres se arredraron, allí empiezas tú a trabajar.
Reflexiona sobre tus bendiciones presentes, de las que todo hombre posee muchas; no sobre tus pasadas penas, de las que todos tienen algunas.
Nunca es tarde para el arrepentimiento y la reparación.
Nuestras peores debilidades y bajezas las solemos cometer por causa de las gentes a quienes más despreciamos.
He aquí la regla de todo negocio: engaña a los demás; de lo contrario, te engañarán ellos.
No juzgue nada por su aspecto, sino por la evidencia. No hay mejor regla.
El corazón humano es un instrumento de muchas cuerdas; el perfecto conocedor de los hombres las sabe hacer vibrar todas, como un buen músico.
La muerte, los incendios y los robos hacen a todos los hombres iguales.
Abre los pulmones, lava el semblante, ejercita los ojos y suaviza el temperamento; así que llora.
El número de malhechores no autoriza el crimen.
Hay hombres que parecen tener sólo una idea y es una lástima que sea equivocada.
Nada es tan fuerte y seguro en una emergencia de la vida como la simple verdad.
El hombre nunca sabe de lo que es capaz hasta que lo intenta.