El precio del pecado de David, asesinato y adulterio, fue elevado, y éste pasó el resto de su vida lamentándolos. En uno de los salmos expresó su tormento mental y suplicó el perdón. “Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia; conforme a la multitud de tus piedades borra mis rebeliones.
El precio del pecado de David, asesinato y adulterio, fue elevado, y éste pasó el resto de su vida lamentándolos. En uno de los salmos expresó su tormento mental y suplicó el perdón. “Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia; conforme a la multitud de tus piedades borra mis rebeliones.