En la Roma de finales del siglo I a. de C., debido a los botines imperiales y a los impuestos, se ve una incipiente ciudad preindustrial.
La aristocracia gastó sus botines en suntuosos desfiles, compitiendo entre ellos en ostentación y haciendo viables el crecimiento de la población en cientos de miles de habitantes debido a la migración del campo a la ciudad, puesto que se garantizaban los subsidios estatales.
En la capital se genera un crecimiento de población que implica una transformación en el campo. Se tienen que producir mas alimentos puesto que el mercado había aumentado, especializándose mas los productos. Las provincias alimentaban a Roma. Los productos procedían de los “fundos” pertenecientes a los ricos, trabajados por los esclavos. Parte de estos cultivos eran retenidos como impuestos.
Se dejaba a un lado la economía de subsistencia introduciéndose una economía de mercado, con una producción y un excedente muy elevado. Con menos trabajadores se producían mas alimentos. Los colonos subarrendados son desplazados al comprar los ricos las tierras o al apoderarse de ella de forma violenta, aglutinando las parcelas agrícolas pequeñas en latifundios, transformando parte de ellos en pastos para modificar la venta de productos agrícolas como el trigo en otros como la carne o la lana. Se introducen nuevos cultivos como la vid o el olivo.
Aun siendo importantes estos progresos, el mercado existente no era suficiente para todos los productos, puesto que el poder adquisitivo de la mayoría de la población era escaso, viéndose al margen de la revolución agraria la agricultura italiana.
La expansión del Imperio obliga a centenares de campesinos a cumplir con el servicio militar prolongándolo en interminables campañas. Las familias se ven afectadas por la falta de varones, endeudando y empobreciendo a la población.
En la Roma de finales del siglo I a. de C., debido a los botines imperiales y a los impuestos, se ve una incipiente ciudad preindustrial.
La aristocracia gastó sus botines en suntuosos desfiles, compitiendo entre ellos en ostentación y haciendo viables el crecimiento de la población en cientos de miles de habitantes debido a la migración del campo a la ciudad, puesto que se garantizaban los subsidios estatales.
En la capital se genera un crecimiento de población que implica una transformación en el campo. Se tienen que producir mas alimentos puesto que el mercado había aumentado, especializándose mas los productos. Las provincias alimentaban a Roma. Los productos procedían de los “fundos” pertenecientes a los ricos, trabajados por los esclavos. Parte de estos cultivos eran retenidos como impuestos.
Se dejaba a un lado la economía de subsistencia introduciéndose una economía de mercado, con una producción y un excedente muy elevado. Con menos trabajadores se producían mas alimentos. Los colonos subarrendados son desplazados al comprar los ricos las tierras o al apoderarse de ella de forma violenta, aglutinando las parcelas agrícolas pequeñas en latifundios, transformando parte de ellos en pastos para modificar la venta de productos agrícolas como el trigo en otros como la carne o la lana. Se introducen nuevos cultivos como la vid o el olivo.
Aun siendo importantes estos progresos, el mercado existente no era suficiente para todos los productos, puesto que el poder adquisitivo de la mayoría de la población era escaso, viéndose al margen de la revolución agraria la agricultura italiana.
La expansión del Imperio obliga a centenares de campesinos a cumplir con el servicio militar prolongándolo en interminables campañas. Las familias se ven afectadas por la falta de varones, endeudando y empobreciendo a la población.