En Chile el cultivo de salmones ha presentado un desarrollo notable y sostenido durante los últimos veinte años, alcanzando un volumen total de cosecha aproximado de 628 mil toneladas durante el año 2006.1 La situación sanitaria de los peces cultivados es uno de los principales factores que afectan el retorno económico de la industria salmonicultora. A pesar del desarrollo científico, profesional y técnico especializado tendiente a mejorar aspectos del manejo sanitario, nuevas condiciones patológicas han ido apareciendo paulatinamente en las distintas especies de peces salmónidos. Desde el punto de vista económico, las enfermedades infecciosas (virales y bacterianas) constituyen las patologías más relevantes (Smith y col 2001).
Dentro de las principales enfermedades bacterianas que afectan al cultivo de peces salmónidos en Chile se pueden mencionar la Piscirickettsiosis o síndrome rickettsial del salmón (SRS), la enfermedad bacteriana del riñón (BKD), el síndrome del alevín de trucha arcoiris (RTFS) y la enfermedad entérica de la boca roja (ERM). Entre las enfermedades virales más relevantes se encuentran la necrosis pancreática infecciosa (IPN), la necrosis eritrocítica viral (VEN) (Smith y col 2001) y recientemente el virus ISA. Una descripción detallada de cada una de estas enfermedades superaría ampliamente el objetivo de esta revisión. Sin embargo, tres de éstas merecen ser destacadas debido a su actual impacto en la salmonicultura nacional. En primer lugar, cabe mencionar que la Piscirickettsiosis ha sido responsable de las mayores pérdidas en la etapa de engorda en la industria chilena del salmón. Por ejemplo, según datos del Instituto Tecnológico del Salmón (INTESAL), institución que monitorea enfermedades entre los productores, en enero del 2007 la Piscirickettsiosis ocasionó más de la mitad (55,6%) del total de las mortalidades mensuales en términos de biomasa, tomando en cuenta información obtenida para salmón del Atlántico (Salmo salar), salmón coho (Oncorhynchus kisutch) y trucha arco-iris (Oncorhynchus mykiss) (Leal y Woywood 2007). Por otra parte, a pesar de que en Chile el virus IPN causa menores pérdidas en términos de toneladas de peces muertos, debido a que es una enfermedad que afecta principalmente a alevines, según datos del Fondo de Investigación Pesquera (FIP) los brotes del virus IPN en el país afectaron al 48% del total de las pisciculturas, al 61% de los centros de esmoltificación y al 49% de los centros de engorda en 1999 (FIP 2003), provocando enormes pérdidas al sector. Finalmente, a mediados del 2007 se presentó un brote de ISA ocasionando altas mortalidades en salmón del Atlántico en un centro de cultivo ubicado en Chiloé. A partir de esa fecha se han presentado, consecutivamente, numerosos brotes, lo que ha llevado a considerar al ISA como una enfermedad prevalente en zonas de la X y XI regiones del sur del país, generando grandes pérdidas económicas para la industria (SERNAPESCA 2008).
Considerando que estas enfermedades son de gran relevancia para la industria del salmón en Chile y que las medidas utilizadas para la prevención y el tratamiento de éstas (vacunaciones, antibióticos, etc.) no han mostrado resultados significativos a la fecha, resulta imperativo poder desarrollar nuevas estrategias orientadas a establecer un control efectivo y sustentable de estas patologías. El mejoramiento genético de la resistencia a enfermedades constituye una solución factible al problema (Stear y col 2001). Sin embargo, en el medio nacional la investigación hasta este momento ha sido escasa y no existen trabajos publicados que apunten a determinar los factores genéticos que influencian la resistencia. No obstante lo anterior, en la actualidad se llevan a cabo diversos proyectos de investigación que utilizan herramientas de genética cuantitativa, molecular y genómica funcional para identificar los factores genéticos asociados a la resistencia frente a las tres enfermedades económicamente más relevantes para la industria nacional:
En Chile el cultivo de salmones ha presentado un desarrollo notable y sostenido durante los últimos veinte años, alcanzando un volumen total de cosecha aproximado de 628 mil toneladas durante el año 2006.1 La situación sanitaria de los peces cultivados es uno de los principales factores que afectan el retorno económico de la industria salmonicultora. A pesar del desarrollo científico, profesional y técnico especializado tendiente a mejorar aspectos del manejo sanitario, nuevas condiciones patológicas han ido apareciendo paulatinamente en las distintas especies de peces salmónidos. Desde el punto de vista económico, las enfermedades infecciosas (virales y bacterianas) constituyen las patologías más relevantes (Smith y col 2001).
Dentro de las principales enfermedades bacterianas que afectan al cultivo de peces salmónidos en Chile se pueden mencionar la Piscirickettsiosis o síndrome rickettsial del salmón (SRS), la enfermedad bacteriana del riñón (BKD), el síndrome del alevín de trucha arcoiris (RTFS) y la enfermedad entérica de la boca roja (ERM). Entre las enfermedades virales más relevantes se encuentran la necrosis pancreática infecciosa (IPN), la necrosis eritrocítica viral (VEN) (Smith y col 2001) y recientemente el virus ISA. Una descripción detallada de cada una de estas enfermedades superaría ampliamente el objetivo de esta revisión. Sin embargo, tres de éstas merecen ser destacadas debido a su actual impacto en la salmonicultura nacional. En primer lugar, cabe mencionar que la Piscirickettsiosis ha sido responsable de las mayores pérdidas en la etapa de engorda en la industria chilena del salmón. Por ejemplo, según datos del Instituto Tecnológico del Salmón (INTESAL), institución que monitorea enfermedades entre los productores, en enero del 2007 la Piscirickettsiosis ocasionó más de la mitad (55,6%) del total de las mortalidades mensuales en términos de biomasa, tomando en cuenta información obtenida para salmón del Atlántico (Salmo salar), salmón coho (Oncorhynchus kisutch) y trucha arco-iris (Oncorhynchus mykiss) (Leal y Woywood 2007). Por otra parte, a pesar de que en Chile el virus IPN causa menores pérdidas en términos de toneladas de peces muertos, debido a que es una enfermedad que afecta principalmente a alevines, según datos del Fondo de Investigación Pesquera (FIP) los brotes del virus IPN en el país afectaron al 48% del total de las pisciculturas, al 61% de los centros de esmoltificación y al 49% de los centros de engorda en 1999 (FIP 2003), provocando enormes pérdidas al sector. Finalmente, a mediados del 2007 se presentó un brote de ISA ocasionando altas mortalidades en salmón del Atlántico en un centro de cultivo ubicado en Chiloé. A partir de esa fecha se han presentado, consecutivamente, numerosos brotes, lo que ha llevado a considerar al ISA como una enfermedad prevalente en zonas de la X y XI regiones del sur del país, generando grandes pérdidas económicas para la industria (SERNAPESCA 2008).
Considerando que estas enfermedades son de gran relevancia para la industria del salmón en Chile y que las medidas utilizadas para la prevención y el tratamiento de éstas (vacunaciones, antibióticos, etc.) no han mostrado resultados significativos a la fecha, resulta imperativo poder desarrollar nuevas estrategias orientadas a establecer un control efectivo y sustentable de estas patologías. El mejoramiento genético de la resistencia a enfermedades constituye una solución factible al problema (Stear y col 2001). Sin embargo, en el medio nacional la investigación hasta este momento ha sido escasa y no existen trabajos publicados que apunten a determinar los factores genéticos que influencian la resistencia. No obstante lo anterior, en la actualidad se llevan a cabo diversos proyectos de investigación que utilizan herramientas de genética cuantitativa, molecular y genómica funcional para identificar los factores genéticos asociados a la resistencia frente a las tres enfermedades económicamente más relevantes para la industria nacional: