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Teoría de Platón sobre las Ideas y el conocimiento
El punto culminante de la Filosofía platónica y la clave de su doctrina es su famosa teoría de las Ideas, íntimamente ligada con la teoría del conocimiento humano. La obscuridad, el lenguaje confuso, y hasta cierto punto contradictorio, que se observa en Platón cuando habla de las Ideas, han dado origen a interpretaciones muy diversas acerca de esta teoría. Para nosotros, la teoría platónica de las Ideas, considerada en sí misma y en sus relaciones con la teoría del conocimiento, puede reducirse a lo siguiente:
a) La ciencia tiene por objeto lo necesario, lo inmutable, lo absoluto: las cosas pasajeras, mudables y contingentes no pueden ser objeto de la ciencia. Síguese de aquí que la ciencia no puede ser el conocimiento de las cosas singulares, visibles y materiales que percibimos con los sentidos, toda vez que éstas varían continuamente, y están sujetas a perpetuo mudar, como enseña Heráclito.
b) El objeto, pues, de la ciencia son las Ideas, las cuales contienen y representan lo que hay de necesario, inmutable y absoluto en las cosas. Estas Ideas son independientes, anteriores y superiores al espacio, al tiempo, a los individuos y al mundo visible; contienen y representan las esencias, es decir, la verdadera realidad de las cosas. Pero a la vez que realidades superiores, eternas, ingenerables, son también nociones universales de las cosas, pero nociones innatas, que no traen su origen de los sentidos, ni de las abstracciones y comparaciones del entendimiento.
c) Estas mismas Ideas son a la vez tipos, modelos y ejemplares primitivos de las cosas singulares y sensibles, las cuales vienen a ser como impresiones, imágenes, imitaciones y participaciones de las Ideas universales, inmutables, inteligibles y eternas. Así es que las Ideas son los verdaderos seres reales; son objetos más reales que los objetos sensibles, puesto que la realidad de éstos tiene su razón suficiente y trae su origen de la realidad de las Ideas. De aquí es que el mundo visible y material debe considerarse como una mera imitación y figura, como una concreción parcial, como una imagen imperfecta del mundo inteligible, que es el mundo de las Ideas
El punto culminante de la Filosofía platónica y la clave de su doctrina es su famosa teoría de las Ideas, íntimamente ligada con la teoría del conocimiento humano. La obscuridad, el lenguaje confuso, y hasta cierto punto contradictorio, que se observa en Platón cuando habla de las Ideas, han dado origen a interpretaciones muy diversas acerca de esta teoría. Para nosotros, la teoría platónica de las Ideas, considerada en sí misma y en sus relaciones con la teoría del conocimiento, puede reducirse a lo siguiente:
a) La ciencia tiene por objeto lo necesario, lo inmutable, lo absoluto: las cosas pasajeras, mudables y contingentes no pueden ser objeto de la ciencia. Síguese de aquí que la ciencia no puede ser el conocimiento de las cosas singulares, visibles y materiales que percibimos con los sentidos, toda vez que éstas varían continuamente, y están sujetas a perpetuo mudar, como enseña Heráclito.
b) El objeto, pues, de la ciencia son las Ideas, las cuales contienen y representan lo que hay de necesario, inmutable y absoluto en las cosas. Estas Ideas son independientes, anteriores y superiores al espacio, al tiempo, a los individuos y al mundo visible; contienen y representan las esencias, es decir, la verdadera realidad de las cosas. Pero a la vez que realidades superiores, eternas, ingenerables, son también nociones universales de las cosas, pero nociones innatas, que no traen su origen de los sentidos, ni de las abstracciones y comparaciones del entendimiento.
c) Estas mismas Ideas son a la vez tipos, modelos y ejemplares primitivos de las cosas singulares y sensibles, las cuales vienen a ser como impresiones, imágenes, imitaciones y participaciones de las Ideas universales, inmutables, inteligibles y eternas. Así es que las Ideas son los verdaderos seres reales; son objetos más reales que los objetos sensibles, puesto que la realidad de éstos tiene su razón suficiente y trae su origen de la realidad de las Ideas. De aquí es que el mundo visible y material debe considerarse como una mera imitación y figura, como una concreción parcial, como una imagen imperfecta del mundo inteligible, que es el mundo de las Ideas