982875729
Juicio religioso : Según Nietzsche, tanto el juicio moral como el juicio religioso tienen la particularidad de "creer en realidades que no son". De depositar fe en ídolos de ‘pies de barro’, que profesan idealidades. Cosas que no tienen ser. Que han sido inventadas por pretensiones de poder. En el Crepúsculo de los ídolos, escribe Nietzsche: "El juicio religioso, al igual que el juicio moral corresponde a un nivel de ignorancia en el que todavía no ha aparecido el concepto de lo real, la distinción entre lo real y lo imaginario; de forma que en dicho nivel la palabra "verdad" designa cosas que hoy llamaríamos "imaginaciones". Por lo que, todo el misterio, la sabiduría y la autoridad que ostentan tener, son sólo atributos falsos que carecen de toda comprobación. El juicio religioso y el juicio moral tienen mutua dependencia. Ya que, el juicio moral necesita emanar de un caudal divino, para no ser ridículo a los ojos del hombre; y hablar de religión sin moral, para el autor de Aurora, es hablar del super-hombre. Estos dos juicios, en las comunidades más antiguas son uno sólo; son el juicio que impone el orden de la comunidad, el orden moral. Y cuando el autor de Aurora habla de orden moral, habla de que "existe de una vez y para siempre una voluntad que decide todo lo que el hombre debe hacer y no debe hacer; que el valor de un pueblo o de un individuo se mide según obedece peor o mejor la voluntad de Dios; que en los destinos de un pueblo o de un individuo, la voluntad de Dios influye de un modo casi decisivo, es decir, que castiga o recompensa según el grado de obediencia".
jSegún Nietzsche, tanto el juicio moral como el juicio religioso tienen la particularidad de "creer en realidades que no son". De depositar fe en ídolos de ‘pies de barro’, que profesan idealidades. Cosas que no tienen ser. Que han sido inventadas por pretensiones de poder.
juicio juridico: Según Nietzsche, tanto el juicio moral como el juicio religioso tienen la particularidad de "creer en realidades que no son". De depositar fe en ídolos de ‘pies de barro’, que profesan idealidades. Cosas que no tienen ser. Que han sido inventadas por pretensiones de poder. En el Crepúsculo de los ídolos, escribe Nietzsche: "El juicio religioso, al igual que el juicio moral corresponde a un nivel de ignorancia en el que todavía no ha aparecido el concepto de lo real, la distinción entre lo real y lo imaginario; de forma que en dicho nivel la palabra "verdad" designa cosas que hoy llamaríamos "imaginaciones". Por lo que, todo el misterio, la sabiduría y la autoridad que ostentan tener, son sólo atributos falsos que carecen de toda comprobación. El juicio religioso y el juicio moral tienen mutua dependencia. Ya que, el juicio moral necesita emanar de un caudal divino, para no ser ridículo a los ojos del hombre; y hablar de religión sin moral, para el autor de Aurora, es hablar del super-hombre. Estos dos juicios, en las comunidades más antiguas son uno sólo; son el juicio que impone el orden de la comunidad, el orden moral. Y cuando el autor de Aurora habla de orden moral, habla de que "existe de una vez y para siempre una voluntad que decide todo lo que el hombre debe hacer y no debe hacer; que el valor de un pueblo o de un individuo se mide según obedece peor o mejor la voluntad de Dios; que en los destinos de un pueblo o de un individuo, la voluntad de Dios influye de un modo casi decisivo, es decir, que castiga o recompensa según el grado de obediencia".
En el Crepúsculo de los ídolos, escribe Nietzsche: "El juicio religioso, al igual que el juicio moral corresponde a un nivel de ignorancia en el que todavía no ha aparecido el concepto de lo real, la distinción entre lo real y lo imaginario; de forma que en dicho nivel la palabra "verdad" designa cosas que hoy llamaríamos "imaginaciones". Por lo que, todo el misterio, la sabiduría y la autoridad que ostentan tener, son sólo atributos falsos que carecen de toda comprobación.
El juicio religioso y el juicio moral tienen mutua dependencia. Ya que, el juicio moral necesita emanar de un caudal divino, para no ser ridículo a los ojos del hombre; y hablar de religión sin moral, para el autor de Aurora, es hablar del super-hombre. Estos dos juicios, en las comunidades más antiguas son uno sólo; son el juicio que impone el orden de la comunidad, el orden moral. Y cuando el autor de Aurora habla de orden moral, habla de que "existe de una vez y para siempre una voluntad que decide todo lo que el hombre debe hacer y no debe hacer; que el valor de un pueblo o de un individuo se mide según obedece peor o mejor la voluntad de Dios; que en los destinos de un pueblo o de un individuo, la voluntad de Dios influye de un modo casi decisivo, es decir, que castiga o recompensa según el grado de obediencia".
jSegún Nietzsche, tanto el juicio moral como el juicio religioso tienen la particularidad de "creer en realidades que no son". De depositar fe en ídolos de ‘pies de barro’, que profesan idealidades. Cosas que no tienen ser. Que han sido inventadas por pretensiones de poder.
juicio juridico:
Según Nietzsche, tanto el juicio moral como el juicio religioso tienen la particularidad de "creer en realidades que no son". De depositar fe en ídolos de ‘pies de barro’, que profesan idealidades. Cosas que no tienen ser. Que han sido inventadas por pretensiones de poder.
En el Crepúsculo de los ídolos, escribe Nietzsche: "El juicio religioso, al igual que el juicio moral corresponde a un nivel de ignorancia en el que todavía no ha aparecido el concepto de lo real, la distinción entre lo real y lo imaginario; de forma que en dicho nivel la palabra "verdad" designa cosas que hoy llamaríamos "imaginaciones". Por lo que, todo el misterio, la sabiduría y la autoridad que ostentan tener, son sólo atributos falsos que carecen de toda comprobación.
El juicio religioso y el juicio moral tienen mutua dependencia. Ya que, el juicio moral necesita emanar de un caudal divino, para no ser ridículo a los ojos del hombre; y hablar de religión sin moral, para el autor de Aurora, es hablar del super-hombre. Estos dos juicios, en las comunidades más antiguas son uno sólo; son el juicio que impone el orden de la comunidad, el orden moral. Y cuando el autor de Aurora habla de orden moral, habla de que "existe de una vez y para siempre una voluntad que decide todo lo que el hombre debe hacer y no debe hacer; que el valor de un pueblo o de un individuo se mide según obedece peor o mejor la voluntad de Dios; que en los destinos de un pueblo o de un individuo, la voluntad de Dios influye de un modo casi decisivo, es decir, que castiga o recompensa según el grado de obediencia".