Respuesta:En un artículo de reciente aparición en esta revista (7), y en el contexto
de un análisis del mercado como mecanismo de asignación de recursos, se
parte del supuesto explícito de que el sistema de precios es viable en el sentido de que existen unos precios implícitos (o de eficiencia) que si fueran
impuestos en un sistema de competencia perfecta llevarían al óptimo paredaño. Es muy conocido que i) esta relación cuasi-biunívoca* entre mecanismo de mercado y óptimo paredaño se rompe cuando hay interacción directa
externa al mecanismo de mercado, y que ii) podemos encontrar «parches»
2
que la mantengan. Estos «parches» podrán ser más o menos fáciles de calcular
y requerirán más o menos información, pero existen. El sistema de mercado
sigue siendo viable como mecanismo de asignación de recursos. Sin embargo,
cuando existen rendimientos crecientes a la escala el sistema de precios deja
de ser viable, bien porque los precios implícitos no existen, bien porque,
aunque existan, si se impusieran en un sistema de mercado no llevarían al
óptimo paredaño.
Todo esto está muy bien captado en (7); pero en ese artículo no se menciona la no viabilidad del sistema de precios para la provisión eficiente de
bienes públicos. El caso de los bienes públicos es, sin embargo, la instancia
más importante de fallo del mecanismo de mercado.3
En la siguiente sección
1. La relación no es simplemente biunívoca, porque si bien es cierto que el equilibrio del
mecanismo de asignación de recursos que llamamos sistema de competencia perfecta es siempre un
óptimo paredaño, no es estrictamente cierto que cualquier óptimo paretiano puede ser sostenido
por el equilibrio de un sistema de competencia perfecta. Esto último es cierto solamente a partir
de la dotación inicial adecuada y para unos precios adecuados.
2. Es decir, un conjunto de impuestos (positivos o negativos) a tanto alzado y ad valorem.
3. Se puede argüir que los casos más importantes de interacción o de rendimientos crecientes a la escala aparecen en situaciones que envuelven el uso de bienes públicos. Véase (2).
Respuesta:En un artículo de reciente aparición en esta revista (7), y en el contexto
de un análisis del mercado como mecanismo de asignación de recursos, se
parte del supuesto explícito de que el sistema de precios es viable en el sentido de que existen unos precios implícitos (o de eficiencia) que si fueran
impuestos en un sistema de competencia perfecta llevarían al óptimo paredaño. Es muy conocido que i) esta relación cuasi-biunívoca* entre mecanismo de mercado y óptimo paredaño se rompe cuando hay interacción directa
externa al mecanismo de mercado, y que ii) podemos encontrar «parches»
2
que la mantengan. Estos «parches» podrán ser más o menos fáciles de calcular
y requerirán más o menos información, pero existen. El sistema de mercado
sigue siendo viable como mecanismo de asignación de recursos. Sin embargo,
cuando existen rendimientos crecientes a la escala el sistema de precios deja
de ser viable, bien porque los precios implícitos no existen, bien porque,
aunque existan, si se impusieran en un sistema de mercado no llevarían al
óptimo paredaño.
Todo esto está muy bien captado en (7); pero en ese artículo no se menciona la no viabilidad del sistema de precios para la provisión eficiente de
bienes públicos. El caso de los bienes públicos es, sin embargo, la instancia
más importante de fallo del mecanismo de mercado.3
En la siguiente sección
1. La relación no es simplemente biunívoca, porque si bien es cierto que el equilibrio del
mecanismo de asignación de recursos que llamamos sistema de competencia perfecta es siempre un
óptimo paredaño, no es estrictamente cierto que cualquier óptimo paretiano puede ser sostenido
por el equilibrio de un sistema de competencia perfecta. Esto último es cierto solamente a partir
de la dotación inicial adecuada y para unos precios adecuados.
2. Es decir, un conjunto de impuestos (positivos o negativos) a tanto alzado y ad valorem.
3. Se puede argüir que los casos más importantes de interacción o de rendimientos crecientes a la escala aparecen en situaciones que envuelven el uso de bienes públicos. Véase (2).
Explicación: