El concepto de masa aparece a raíz de la Revolución francesa, y de la consiguiente consciencia que adquirieron los ciudadanos de los privilegios que tenía el clero y la nobleza: se consideraba como parte de la masa, pues, a cualquiera que no formara parte de los estamentos políticos, sociales y económicos tradicionales de la época. En la teoría política, el término se usaba para expresar la preocupación de estas mismas élites por el cambio dramático que se había producido desde la Revolución: en 1789, la Asamblea Nacional de Francia aprobó la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano. En este documento, entre otras cosas, se abolía el feudalismo, los diezmos y los privilegios señoriales, y se reconocía la igualdad para ocupar cargos públicos y hacer frente a impuestos y penas. En conclusión, los derechos hasta entonces exclusivos de la élite social se vieron reducidos. La visión pesimista de las altas clases sociales hacia la nueva situación se expresaba en expresiones como «tiranía de la mayoría» u «oclocracia» (‘gobierno de la muchedumbre’).
La teoría y el método marxianos son, ante todo, un sistema conceptual global sobre la interacción entre ser humano y condiciones medio-ambientales. Tanto la colectividad como el individuo tienen que ser comprendidos como fenómenos históricos. La gran aportación de Marx se mueve sobre el concepto dialéctico de naturaleza humana y sus relaciones entre conocimiento y realidad social. Para Marx, la sociedad se organiza a partir de una infraestructura material-económica y una superestructura ideológica. El proceso de producción y tecnológico determina el modo infraestructural, mientras que las ideas que se le superponen condicionan la cosmovisión general de una época o de una sociedad. De esta forma, Marx definirá como superestructuras al conjunto de ideas, creencias, certezas y procesos en los que la conciencia articula su interpretación de la realidad. En tal sentido, las superestructuras determinan la ideología o ideologías en cuanto que representan el sistema de ideas y de actitudes que los miembros de una sociedad siguen subyacentemente, o en terminología freudiana posterior, de un modo inconsciente.
Respuesta:
El concepto de masa aparece a raíz de la Revolución francesa, y de la consiguiente consciencia que adquirieron los ciudadanos de los privilegios que tenía el clero y la nobleza: se consideraba como parte de la masa, pues, a cualquiera que no formara parte de los estamentos políticos, sociales y económicos tradicionales de la época. En la teoría política, el término se usaba para expresar la preocupación de estas mismas élites por el cambio dramático que se había producido desde la Revolución: en 1789, la Asamblea Nacional de Francia aprobó la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano. En este documento, entre otras cosas, se abolía el feudalismo, los diezmos y los privilegios señoriales, y se reconocía la igualdad para ocupar cargos públicos y hacer frente a impuestos y penas. En conclusión, los derechos hasta entonces exclusivos de la élite social se vieron reducidos. La visión pesimista de las altas clases sociales hacia la nueva situación se expresaba en expresiones como «tiranía de la mayoría» u «oclocracia» (‘gobierno de la muchedumbre’).
La teoría y el método marxianos son, ante todo, un sistema conceptual global sobre la interacción entre ser humano y condiciones medio-ambientales. Tanto la colectividad como el individuo tienen que ser comprendidos como fenómenos históricos. La gran aportación de Marx se mueve sobre el concepto dialéctico de naturaleza humana y sus relaciones entre conocimiento y realidad social. Para Marx, la sociedad se organiza a partir de una infraestructura material-económica y una superestructura ideológica. El proceso de producción y tecnológico determina el modo infraestructural, mientras que las ideas que se le superponen condicionan la cosmovisión general de una época o de una sociedad. De esta forma, Marx definirá como superestructuras al conjunto de ideas, creencias, certezas y procesos en los que la conciencia articula su interpretación de la realidad. En tal sentido, las superestructuras determinan la ideología o ideologías en cuanto que representan el sistema de ideas y de actitudes que los miembros de una sociedad siguen subyacentemente, o en terminología freudiana posterior, de un modo inconsciente.
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