LuaDeLume
H.P. Lovecraft inventó el género del relato de terror preternatural. Este género apela al origen del miedo; el terror del primer hombre ante la oscura y negra noche, el pavor del hombre primitivo frente a lo desconocido. En el Horror en la literatura el propio Lovecraft afirma que «la emoción más antigua y más intensa de la humanidad es el miedo, y el más antiguo y más intenso de los miedos es el miedo a lo desconocido»[1], por lo que «ninguna racionalización, reforma o psicoanálisis freudiano puede anular por completo el estremecimiento que produce un susurro en el rincón de la chimenea o en el bosque solitario». De esta manera, el estremecimiento es una manifestación física de una emoción: el terror. Y el mismo Lovecraft afirma que «la única prueba de lo verdaderamente preternatural es la siguiente: saber si despierta [...] en el lector un profundo sentimiento de pavor». Por lo tanto encontramos la clave para definir el relato preternatural: la sensación de terror. Este género no se fundamenta sobre el lado racional, sino sobre el otro lado, la otredad, lo irracional, los reinos enloquecidos del obsceno Dionisos. El autor usa varias técnicas u y conceptuales para despertar el sentimiento de otredad en el lector: una de ellas es el onirismo, expresión del subconsciente y de las profundidades abismales de la psique. No hay que olvidar que «Lovecraft soñaba sus monstruos y leyendas» con lo que su mundo fantástico nacía del espacio onírico, ubicado por el psicoanálisis en la subconciencia. Con lo que éste es el espacio de gestación de las obras ¿Y qué hay más irracional que lo supraconsciente? El terror preternatural no sólo es un género que expresa unos contenidos irracionales, el mismo género nace de la irracionalidad. Entonces, el relato de terror preternatural se puede transmutar en el relato de terror irracional, o preterracional. Por esta razón Lovecraft apela al origen, aquello que hubo antes de la “comprensión” humana del mundo y de la organización de las fuerzas naturales a través de los dictados de la razón. Esta reivindicación no intenta desprestigiar a la ciencia, si no desprestigiar al ser humano. Empequeñecerlo dentro de «la majestuosa grandeza del ciclo cósmico del que nuestro mundo y nuestra raza no son más que fugaces incidentes». Lovecraft creó una cosmogonía mitológica propia, «todas mis historias —escribe [él mismo]—, están basadas en la creencia o leyenda fundamental de que este mundo estuvo habitado en otros tiempos por una raza que vive esperando el día en que tomará otra vez posesión de la Tierra» La «época infinitamente remota» es el tiempo preterracional. La metáfora de las formas de conciencia que se retiran «ante la marea de la ascendente humanidad», recuerda a los contenidos que se sumergen en nuestro subconsciente, y que se “retiran” ante las formas de pensamiento racionales