Época Arcaica es una periodización de la historia de la antigua Grecia con la que la historiografía distingue la etapa en la que la Hélade (Ἕλλάδα) salió del periodo anterior (la Edad Oscura, caracterizada por la distribución del espacio helénico entre tribus1 indoeuropeas que hablaban distintas variantes de la futura lengua griega —aqueos, jonios,2 dorios, eolios, arcadios, superpuestos sobre los prehelénicos pelasgos—, que introdujeron la Edad del Hierro en medio de una total ausencia de fuentes escritas y una drástica ruptura cultural frente a la civilización micénica, cuyo fin sigue siendo objeto de debate) y se conformaron los rasgos de la civilización griega, que quedará plenamente cristalizada en la posterior Época Clásica. Entre los siglos VIII y VI a. C. se desarrollaron las ciudades-estado griegas o polis (plural invariable en castellano, en griego: singular polis, πόλις, y plural poleis, πόλεις), que incluso se expandieron por todo el Mediterráneo mediante la colonización. A pesar de su gran fragmentación política, los griegos fueron construyendo una identidad común frente a otros pueblos de la Antigüedad, de la que adquirieron una conciencia vigorosa, evidenciada en sus manifestaciones culturales y artísticas y en una peculiar cosmovisión que se ha interpretado como tensión entre lo apolíneo y lo dionisíaco.
Convencionalmente el inicio de la época arcaica se establece en la primera Olimpiada (Ὀλυμπιάς, cómputo del tiempo en periodos de cuatro años que comienza con la celebración los primeros Juegos Olímpicos, 776 a. C.); mientras que el final lo marca la Revuelta de Jonia (499 a. C.), cuando los griegos de la costa de Asia Menor pidieron la ayuda de las ciudades de Grecia continental para frenar la expansión del Imperio persa, lo que desembocó en las Guerras Médicas (492-490 y 480-479 a. C.).
Época Arcaica es una periodización de la historia de la antigua Grecia con la que la historiografía distingue la etapa en la que la Hélade (Ἕλλάδα) salió del periodo anterior (la Edad Oscura, caracterizada por la distribución del espacio helénico entre tribus1 indoeuropeas que hablaban distintas variantes de la futura lengua griega —aqueos, jonios,2 dorios, eolios, arcadios, superpuestos sobre los prehelénicos pelasgos—, que introdujeron la Edad del Hierro en medio de una total ausencia de fuentes escritas y una drástica ruptura cultural frente a la civilización micénica, cuyo fin sigue siendo objeto de debate) y se conformaron los rasgos de la civilización griega, que quedará plenamente cristalizada en la posterior Época Clásica. Entre los siglos VIII y VI a. C. se desarrollaron las ciudades-estado griegas o polis (plural invariable en castellano, en griego: singular polis, πόλις, y plural poleis, πόλεις), que incluso se expandieron por todo el Mediterráneo mediante la colonización. A pesar de su gran fragmentación política, los griegos fueron construyendo una identidad común frente a otros pueblos de la Antigüedad, de la que adquirieron una conciencia vigorosa, evidenciada en sus manifestaciones culturales y artísticas y en una peculiar cosmovisión que se ha interpretado como tensión entre lo apolíneo y lo dionisíaco.
Convencionalmente el inicio de la época arcaica se establece en la primera Olimpiada (Ὀλυμπιάς, cómputo del tiempo en periodos de cuatro años que comienza con la celebración los primeros Juegos Olímpicos, 776 a. C.); mientras que el final lo marca la Revuelta de Jonia (499 a. C.), cuando los griegos de la costa de Asia Menor pidieron la ayuda de las ciudades de Grecia continental para frenar la expansión del Imperio persa, lo que desembocó en las Guerras Médicas (492-490 y 480-479 a. C.).
la epoca donde se usaban palabras redundantes osea arcaismos