Con cierto grado de fascinación durante dos días a la semana espero un programa de televisión cuya temática es la competencia en la cocina, en la que un grupo de personas amateur se miden en desafíos culinarios. Se encuentran en ese momento bajo el alero de tres destacados chef con reconocimiento internacional, los que aconsejan a los concursantes para mejorar sus recetas. Sin embargo, al momento de recibir las sugerencias de los expertos, los participantes o los aceptan de mala gana, les discuten o sencillamente no les hacen caso. Esto se repite en todos los países en los que se han hecho programas con este formato, pero para mí, que los he visto todos, ha sido más notorio en Chile: la incapacidad de recibir consejos. La pregunta es, ¿por qué razón, con tanta energía, estemos tan poco dispuestos a recibir consejos?
La real academia de la lengua española define consejo como “Parecer o dictamen que se da o toma para hacer o no hacer algo”. Es en estas palabras que encontramos la dificultad que tenemos para poder aceptar un consejo: la intención de la entrega de un consejo es la modificación de la decisión o conducta de quien recibe el consejo. En general la forma en la que nos conducimos nos define, por lo queuna observación, por muy bien intencionada que sea, afecta nuestro ego. Por otro lado cuando entregamos un consejo, esperamos que sea aceptado, pues de otra forma estarían rechazando nuestro razonamiento y una vez más, nuestro ego.
Sin embargo, una advertencia: los consejos son fáciles de dar, por lo que puede suceder que se den mensajes sin asumir el costo por un mal consejo. Un mal consejo puede tener consecuencias nefastas en lugar de ayudar. Es importante entonces, tener sabiduría práctica tanto en dar consejos como en recibirlos.
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estherANGOMAS
una pregunta y k tiene que ver la dinámica en el arte con eso
Con cierto grado de fascinación durante dos días a la semana espero un programa de televisión cuya temática es la competencia en la cocina, en la que un grupo de personas amateur se miden en desafíos culinarios. Se encuentran en ese momento bajo el alero de tres destacados chef con reconocimiento internacional, los que aconsejan a los concursantes para mejorar sus recetas. Sin embargo, al momento de recibir las sugerencias de los expertos, los participantes o los aceptan de mala gana, les discuten o sencillamente no les hacen caso. Esto se repite en todos los países en los que se han hecho programas con este formato, pero para mí, que los he visto todos, ha sido más notorio en Chile: la incapacidad de recibir consejos. La pregunta es, ¿por qué razón, con tanta energía, estemos tan poco dispuestos a recibir consejos?
La real academia de la lengua española define consejo como “Parecer o dictamen que se da o toma para hacer o no hacer algo”. Es en estas palabras que encontramos la dificultad que tenemos para poder aceptar un consejo: la intención de la entrega de un consejo es la modificación de la decisión o conducta de quien recibe el consejo. En general la forma en la que nos conducimos nos define, por lo queuna observación, por muy bien intencionada que sea, afecta nuestro ego. Por otro lado cuando entregamos un consejo, esperamos que sea aceptado, pues de otra forma estarían rechazando nuestro razonamiento y una vez más, nuestro ego.
Sin embargo, una advertencia: los consejos son fáciles de dar, por lo que puede suceder que se den mensajes sin asumir el costo por un mal consejo. Un mal consejo puede tener consecuencias nefastas en lugar de ayudar. Es importante entonces, tener sabiduría práctica tanto en dar consejos como en recibirlos.