¿QUÉ ES LA CIUDADANIA?
Si bien el concepto de “ciudadanía” aparece en la antigua Grecia
y fue muy importante en Roma, fue gracias a la Revolución
francesa que dicho concepto integró la idea de que las personas
tenían los mismos derechos por nacimiento, y que todos
adquirían esos mismos derechos y deberes frente al Estado por
nacer en su territorio. Anteriormente, en las monarquías, los
habitantes del territorio eran considerados súbditos del rey.
La ciudadanía es un proceso en construcción permanente por el
que la persona, desde su nacimiento, se va constituyendo como
sujeto con derechos y deberes. En dicho proceso va sintiéndose
parte de una comunidad política (desde lo local a lo nacional y lo
global) y aprende a ser ciudadana en su experiencia diaria, que
es social por definición.
Además, en nuestro país, la ciudadanía es una condición legal
adquirida. Gracias a ella, se reconoce que toda persona, en tanto
miembro de un Estado, es libre por nacimiento e igual que las y
los demás miembros ante la ley. Por ello, se le atribuyen
derechos y deberes (participar en las elecciones o pagar
impuestos, etc.).
A partir de esta definición, podemos entender que la ciudadanía
toma en cuenta lo siguiente:
La existencia de personas libres, con sentido de pertenencia y
con capacidad de decisión sobre la marcha de su sociedad.
Esta sociedad de personas libres forma el Estado y este, a su vez,
garantiza los derechos de todas las personas y exige el
cumplimiento de deberes.
La condición de ciudadanía, además, permite participar
activamente en los asuntos públicos con la finalidad de buscar el
bienestar común.
LA FORMACIÓN DE CIUDADANAS Y CIUDADANOS
¿Qué debemos aprender para desarrollarnos como ciudadanas y
ciudadanos?
Ser ciudadana o ciudadano exige centralmente asumir
responsabilidades: exigir y ejercer derechos y cumplir con los deberes
que contribuyen a una convivencia que respeta los derechos de las
personas.
Asumir estas responsabilidades exige desarrollar habilidades que se
logran plenamente mediante el ejercicio constante, como las
siguientes:
Reconocer al otro u otra como una persona legítima e igual a ti. Es
decir, reconocer que las y los demás tienen los mismos derechos que
tú.
Dialogar, para escuchar atentamente y encontrar formas de
organizarnos como colectivos; reflexionar sobre los asuntos que
afectan a todos y todas (limpieza de espacios públicos, corrupción,
seguridad ciudadana, etc.), lo que implica observar lo que sucede en
tu comunidad (local, regional, nacional y global), sensibilizarte e
informarte para tomar una posición frente a estos problemas.
Saber cómo actuar para buscar el bien común, reconociendo límites
y posibilidades y exigiendo la atención de las autoridades
correspondientes.
Respuesta:
hello is loj ojuobe hueovos