La inhabitación , de alguna manera nos diviniza y nos hace partícipes de la divina naturaleza (2 Pe 1,4) y, además, el Espíritu Santo nos infunde las virtudes infusas y sus dones.
Las virtudes infusas o teologales son las que Dios a través del Espíritu Santo infunde en el alma del hombre. Se distinguen las teologales dirigidas al fin sobrenatural y, las cardinales, que se dirigen a los medios. La diferencia de estas virtudes infusas con las virtudes meramente éticas, es que estas últimas se mueven en el orden natural, mientras que las infusas necesitan siempre para pasar al acto de una gracia actual procedente de Dios.
espero que te sirva :3
La inhabitación , de alguna manera nos diviniza y nos hace partícipes de la divina naturaleza (2 Pe 1,4) y, además, el Espíritu Santo nos infunde las virtudes infusas y sus dones.
Las virtudes infusas o teologales son las que Dios a través del Espíritu Santo infunde en el alma del hombre. Se distinguen las teologales dirigidas al fin sobrenatural y, las cardinales, que se dirigen a los medios. La diferencia de estas virtudes infusas con las virtudes meramente éticas, es que estas últimas se mueven en el orden natural, mientras que las infusas necesitan siempre para pasar al acto de una gracia actual procedente de Dios.
esto fue lo que le y entendi