Se suele hablar –por lo general, de manera crítica– de “el” discurso de los medios. Sin embargo, si miramos detenidamente alguno de ellos, veremos que está conformado por materiales muy diferentes entre sí, desde las crónicas hasta el horóscopo, pasando por la historieta, los avisos publicitarios y los editoriales. Todos ellos son géneros discursivos.
Los géneros discursivos son –según la definición del lingüista soviético Mijail Bajtín– “tipos relativamente estables de enunciados”, es decir, tienen rasgos que se mantienen de manera más o menos constante, lo que nos permite distinguirlos y a los que resulta útil considerar a la hora de analizarlos.
Cualquier medio de comunicación es, por lo tanto, un conjunto complejo de géneros discursivos diferentes. Yendo puntualmente al discurso clásico periodístico, se puede establecer una primera distinción:
Géneros narrativos, que cuentan un suceso de actualidad (como la crónica o la noticia de interés general) ygéneros argumentativos, en los que se evalúa un evento o una situación consideran ya conocida y fundamentan sus puntos de vista (como el editorial o la nota de opinión).
Vamos a detenernos a comentar las características centrales de algunos de ellos, como la crónica periodística, el editorial, las notas de opinión o las imágenes, que también conforman un género discursivo.
¿Qué es una crónica periodística?
La crónica es tal vez el género más versátil de cuantos conviven en las páginas de los diarios y también aquel sobre el que encontramos definimos más contradictorias y variadas.
En parte, estas discordancias se deben a que la crónica se emplea en todas las secciones del diario, desde la política hasta el deporte y resulta –como la mayoría de los formatos narrativos– permeable a variaciones de estilo asociadas a la línea del diario o al gusto personal del cronista.
Crónica viene del griego chronos, el tiempo. El origen del género está asociado, mucho antes de que la prensa existiera, a la literatura y la historia (las crónicas de reyes, de viajes, de la conquista de América, entre otros ejemplos).
De modo que encontramos definiciones que enfocan más la presentación ordenada de los hechos y otras que destacan que se trata de un relato marcado de manera explicita por el punto de vista y las valoraciones e interpretaciones del cronista.
Por ejemplo, entre las definiciones recopiladas por el periodista Juan Gargurevich (http://tiojuan.perublogs.com) encontramos la de William Pepper, que la considera “el relato simple de hechos en el orden en que ocurrieron”. Gonzalo Martín Vivaldi, en cambio, destaca que lo característico de una verdadera crónica es la valoración del hecho al tiempo que se va narrando.
Quienes privilegian esta perspectiva distinguen la noticia de la crónica con criterios que podemos esquematizar de la siguiente manera:
Se suele hablar –por lo general, de manera crítica– de “el” discurso de los medios. Sin embargo, si miramos detenidamente alguno de ellos, veremos que está conformado por materiales muy diferentes entre sí, desde las crónicas hasta el horóscopo, pasando por la historieta, los avisos publicitarios y los editoriales. Todos ellos son géneros discursivos.
Los géneros discursivos son –según la definición del lingüista soviético Mijail Bajtín– “tipos relativamente estables de enunciados”, es decir, tienen rasgos que se mantienen de manera más o menos constante, lo que nos permite distinguirlos y a los que resulta útil considerar a la hora de analizarlos.
Cualquier medio de comunicación es, por lo tanto, un conjunto complejo de géneros discursivos diferentes. Yendo puntualmente al discurso clásico periodístico, se puede establecer una primera distinción:
Géneros narrativos, que cuentan un suceso de actualidad (como la crónica o la noticia de interés general) ygéneros argumentativos, en los que se evalúa un evento o una situación consideran ya conocida y fundamentan sus puntos de vista (como el editorial o la nota de opinión).Vamos a detenernos a comentar las características centrales de algunos de ellos, como la crónica periodística, el editorial, las notas de opinión o las imágenes, que también conforman un género discursivo.
La crónica es tal vez el género más versátil de cuantos conviven en las páginas de los diarios y también aquel sobre el que encontramos definimos más contradictorias y variadas.
En parte, estas discordancias se deben a que la crónica se emplea en todas las secciones del diario, desde la política hasta el deporte y resulta –como la mayoría de los formatos narrativos– permeable a variaciones de estilo asociadas a la línea del diario o al gusto personal del cronista.
Crónica viene del griego chronos, el tiempo. El origen del género está asociado, mucho antes de que la prensa existiera, a la literatura y la historia (las crónicas de reyes, de viajes, de la conquista de América, entre otros ejemplos).
De modo que encontramos definiciones que enfocan más la presentación ordenada de los hechos y otras que destacan que se trata de un relato marcado de manera explicita por el punto de vista y las valoraciones e interpretaciones del cronista.
Por ejemplo, entre las definiciones recopiladas por el periodista Juan Gargurevich (http://tiojuan.perublogs.com) encontramos la de William Pepper, que la considera “el relato simple de hechos en el orden en que ocurrieron”. Gonzalo Martín Vivaldi, en cambio, destaca que lo característico de una verdadera crónica es la valoración del hecho al tiempo que se va narrando.
Quienes privilegian esta perspectiva distinguen la noticia de la crónica con criterios que podemos esquematizar de la siguiente manera: