El calendario litúrgico ha estado siempre formado por el conjunto de fiestas observadas por la iglesia, dispuestas en los días propios del año. Ahora bien, algunas fiestas no han tenido nunca día fijo. Son las llamadas fiestas movibles, que varían cada año juntamente con la solemnidad de la pascua, de la cual dependen. Las fiestas fijas se celebran todos los años en el mismo día del mes, salvo traslado accidental.
La solemnidad de la pascua de resurrección, cuya fecha ha estado siempre ligada a la pascua de los judíos -celebrada el 14 de nisán, mes que cae entre el 13 de marzo y el 11 de abril-, sufre una oscilación que va desde el 22 de marzo como fecha más temprana al 25 de abril como fecha más tardía, ambos días inclusive. Esta movilidad afecta no sólo a las fiestas que están relacionadas con pascua, sino también al número de semanas del tiempo ordinario entre el domingo del bautismo del Señor y el comienzo de la cuaresma, y después del domingo de pentecostés.
La fijación cada año de la fecha de la fiesta de pascua y de las restantes celebraciones del calendario dio lugar al llamado cómputo eclesiástico o conjunto de cálculos para determinar la correspondencia entre los ciclos lunar (del que depende la fecha de la pascua), solar y litúrgico, resolviendo también otros datos como la epacta, el número áureo, la indicción y las letras dominicales del martirologio. Las nociones principales del cómputo eclesiástico se recogían en los libros litúrgicos anteriores al Vaticano II. Actualmente el misal y la liturgia de las horas insertan al principio, junto con el calendario general y la tabla de la precedencia de los días litúrgicos, las tablas de las principales fiestas movibles del año litúrgico para un período de años.
Los tiempos del calendario litúrgico
Una de las intenciones del calendario litúrgico es la de representar en el tiempo de un año la historia de la Salvación. Este recorrido que duró miles de años se representa a lo largo de un año. El eje principal sobre el que gira el calendario litúrgico es la celebración de la Pascua. En ella se encuentra el misterio de la Salvación, pues Cristo nos ha salvado con su cruz y resurrección, venciendo a la muerte.
Los tiempos del calendario litúrgico se orienta hacia la Pascua. Hay diferentes tiempos litúrgicos en el calendario que, de uno u otro modo, son una preparación para la celebración de la Pascua.
El año litúrgico comienza con el Adviento, tiempo en el que nos preparamos para el nacimiento de Cristo. Posteriormente, llega el tiempo de la Navidad. Después, hay un breve tiempo ordinario, después del cual comienza la Cuaresma. El fin y plenitud de la Cuaresma es la Semana Santa, con la que comenzamos el Tiempo Pascual. Después de los cincuenta días de la Pascua viene de nuevo el Tiempo Ordinario, el cual termina, junto con todo el año litúrgico, con la fiesta de Cristo, Rey del Universo.
El calendario litúrgico ha estado siempre formado por el conjunto de fiestas observadas por la iglesia, dispuestas en los días propios del año. Ahora bien, algunas fiestas no han tenido nunca día fijo. Son las llamadas fiestas movibles, que varían cada año juntamente con la solemnidad de la pascua, de la cual dependen. Las fiestas fijas se celebran todos los años en el mismo día del mes, salvo traslado accidental.
La solemnidad de la pascua de resurrección, cuya fecha ha estado siempre ligada a la pascua de los judíos -celebrada el 14 de nisán, mes que cae entre el 13 de marzo y el 11 de abril-, sufre una oscilación que va desde el 22 de marzo como fecha más temprana al 25 de abril como fecha más tardía, ambos días inclusive. Esta movilidad afecta no sólo a las fiestas que están relacionadas con pascua, sino también al número de semanas del tiempo ordinario entre el domingo del bautismo del Señor y el comienzo de la cuaresma, y después del domingo de pentecostés.
La fijación cada año de la fecha de la fiesta de pascua y de las restantes celebraciones del calendario dio lugar al llamado cómputo eclesiástico o conjunto de cálculos para determinar la correspondencia entre los ciclos lunar (del que depende la fecha de la pascua), solar y litúrgico, resolviendo también otros datos como la epacta, el número áureo, la indicción y las letras dominicales del martirologio. Las nociones principales del cómputo eclesiástico se recogían en los libros litúrgicos anteriores al Vaticano II. Actualmente el misal y la liturgia de las horas insertan al principio, junto con el calendario general y la tabla de la precedencia de los días litúrgicos, las tablas de las principales fiestas movibles del año litúrgico para un período de años.
Los tiempos del calendario litúrgico
Una de las intenciones del calendario litúrgico es la de representar en el tiempo de un año la historia de la Salvación. Este recorrido que duró miles de años se representa a lo largo de un año. El eje principal sobre el que gira el calendario litúrgico es la celebración de la Pascua. En ella se encuentra el misterio de la Salvación, pues Cristo nos ha salvado con su cruz y resurrección, venciendo a la muerte.
Los tiempos del calendario litúrgico se orienta hacia la Pascua. Hay diferentes tiempos litúrgicos en el calendario que, de uno u otro modo, son una preparación para la celebración de la Pascua.
Los tiempos litúrgicos del calendario son:
AdvientoNavidadCuaresmaTiempo PascualTiempo OrdinarioEl año litúrgico comienza con el Adviento, tiempo en el que nos preparamos para el nacimiento de Cristo. Posteriormente, llega el tiempo de la Navidad. Después, hay un breve tiempo ordinario, después del cual comienza la Cuaresma. El fin y plenitud de la Cuaresma es la Semana Santa, con la que comenzamos el Tiempo Pascual. Después de los cincuenta días de la Pascua viene de nuevo el Tiempo Ordinario, el cual termina, junto con todo el año litúrgico, con la fiesta de Cristo, Rey del Universo.
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