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Las relaciones vecinales constituyen el desafío principal de nuestra política exterior.Es obvio. Aunque tengamos las mejores relaciones con las diversas regiones del planeta, si no construimos una sana convivencia en nuestro vecindario, estamos eludiendo un requisito básico del desarrollo: un entorno estable y seguro.Chile tiene relaciones vecinales centradas en el futuro y otras ancladas en el siglo XIX. Con Argentina, como resultado de un exitoso proceso de construcción de confianza mutua, hoy compartimos una agenda de cooperación e integración. Desgraciadamente, con Perú y Bolivia sigue predominando una agenda con fuertes resabios de desconfianza. Por cierto, no es todo; en los últimos años hemos tenido buenos avances, pero también dificultades e, inclusive, retrocesos.En enero de 2008 el Perú nos demandó ante el Tribunal de La Haya. Ello enfrió comprensiblemente las relaciones, pero dimos un inexplicable giro diplomático buscando una interlocución privilegiada con el ex Presidente García (el mismo que nos demandó), de dudosos resultados. La emergencia del nuevo gobierno presidido por Ollanta Humala abre otra coyuntura, que indudablemente estará cruzada por el desarrollo del proceso judicial. Pero sería un error pensar que es un tema exclusivamente de abogados.Con Bolivia, después de un profundo diálogo bilateral en tiempos de Lagos y Bachelet, hemos pasado a un enfriamiento aún sin luz al final del túnel. Colocar temas internacionales en la agenda doméstica nunca facilita las cosas, y eso vale para todos, empezando por el confuso manejo del incidente con uniformados bolivianos hace algunos meses.Los temas internacionales son complejos y requieren conocimiento profesional en su manejo. Como decíamos, no basta con tener buenos abogados. Tampoco pueden ser pensados desde ópticas exclusivamente económicas o comerciales. Nuestra diplomacia tiene tradición y recursos humanos preparados, surgidos de la diplomacia de carrera y de los internacionalistas de las academias universitarias y militares. El tema es político-estratégico. Requiere visión de Estado, no sólo de gobierno.El próximo 19 de septiembre, por la elipse del Parque O’Higgins, además de nuestros efectivos, desfilará una delegación del Ejército argentino. Es un buen ejemplo de lo que se puede alcanzar en materia vecinal.