La generación de tales formas, o morfogénesis natural, delata una fascinante coherencia que subyace en todo el cosmos. Se observa así la omnipresencia de algunos parámetros que han adquirido connotaciones un tanto misteriosas. Pensemos por ejemplo en el número áureo, designado habitualmente por la letra griega phi, un número irracional que tiene un valor de 1,618033988… Este número, conocido desde la Antigüedad, representa una proporción que parece determinar muchísimas propiedades observadas en la naturaleza, como las nervaduras de las hojas de algunos árboles o el grosor de sus ramas.
Coherencia de la naturalezaAl construir varios rectángulos con diferentes proporciones entre sus lados y mostrarlos a unos observadores para que elijan el de proporciones más bellas, el 70% de las personas elige el que tiene como razón entre sus lados el número áureo, mientras que tan solo el 30% de personas se divide eligiendo rectángulos diversos, con otras proporciones. Por eso el rectángulo áureo se utiliza como modelo en el diseño y el arte. Desde aplicaciones banales, como la forma de las tarjetas de crédito, hasta las de mayor nivel artístico, como las proporciones del Partenón en Atenas, el número phi aparece por doquier en muchas formas en la pintura, la arquitectura y hasta en la música.
El número áureo tiene propiedades matemáticas y geométricas fascinantes. Es el único número cuyo cuadrado es igual al mismo número más uno. De hecho, todas sus potencias pueden expresarse como una suma de potencias de grados inferiores. La razón áurea está presente en todas las formas geométricas regulares o semirregulares con simetría pentagonal. Es el fundamento de la espectacular simetría del pentagrama, la clásica estrella pentagonal, pues todos los triángulos en que se descompone esta estrella tienen lados en proporción áurea. Gracias a estas propiedades, phi juega un papel fundamental en los sólidos platónicos como el icosaedro y el dodecaedro.
Respuesta:
La generación de tales formas, o morfogénesis natural, delata una fascinante coherencia que subyace en todo el cosmos. Se observa así la omnipresencia de algunos parámetros que han adquirido connotaciones un tanto misteriosas. Pensemos por ejemplo en el número áureo, designado habitualmente por la letra griega phi, un número irracional que tiene un valor de 1,618033988… Este número, conocido desde la Antigüedad, representa una proporción que parece determinar muchísimas propiedades observadas en la naturaleza, como las nervaduras de las hojas de algunos árboles o el grosor de sus ramas.
Coherencia de la naturalezaAl construir varios rectángulos con diferentes proporciones entre sus lados y mostrarlos a unos observadores para que elijan el de proporciones más bellas, el 70% de las personas elige el que tiene como razón entre sus lados el número áureo, mientras que tan solo el 30% de personas se divide eligiendo rectángulos diversos, con otras proporciones. Por eso el rectángulo áureo se utiliza como modelo en el diseño y el arte. Desde aplicaciones banales, como la forma de las tarjetas de crédito, hasta las de mayor nivel artístico, como las proporciones del Partenón en Atenas, el número phi aparece por doquier en muchas formas en la pintura, la arquitectura y hasta en la música.
El número áureo tiene propiedades matemáticas y geométricas fascinantes. Es el único número cuyo cuadrado es igual al mismo número más uno. De hecho, todas sus potencias pueden expresarse como una suma de potencias de grados inferiores. La razón áurea está presente en todas las formas geométricas regulares o semirregulares con simetría pentagonal. Es el fundamento de la espectacular simetría del pentagrama, la clásica estrella pentagonal, pues todos los triángulos en que se descompone esta estrella tienen lados en proporción áurea. Gracias a estas propiedades, phi juega un papel fundamental en los sólidos platónicos como el icosaedro y el dodecaedro.
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