Job era un hombre temeroso de Dios y apartado del mal, que guardaba los mandamientos de Dios.
Pero Job era tan apartado del mal, guardando los mandamientos de Dios, que Dios mismo dice que no había en la tierra ningún otro como Job. Dios incluso lo llama varón perfecto y recto.
De tal nivel de santidad era Job, que se encuentra en la lista corta del antiguo testamento, de las únicas 3 personas que Dios pone como ejemplo de hombres santos y rectos hasta cierto punto de la historia antigua, como dice el Señor en Ezequiel 14 : 14 : “si estuviesen en medio de ella estos tres varones, Noé, Daniel y Job ellos por su justicia librarían únicamente sus propias vidas, dice Jehová el Señor”.
Job tenía bastantes propiedades materiales (cosas temporales y no eternas) y tenía una posición económica bastante cómoda.
Hasta ahí uno podría pensar que siendo un hombre santo, era bendecido por Dios, y mientras se mantuviera en santidad, su posición cómoda y bendecida se debería mantener estable.
Pero en la vida real, las cosas no siempre son así, existen factores que no siempre son evidentes al ser humano.
Si Job pensara en esa etapa cómoda de su vida que por ser recto y apartado del mal, que por obedecer los mandamientos de Dios, todo le iría bien y viviría en continua prosperidad y comodidad y en salud, entonces su creencia pronto sufriría una crisis demandando una revisión de la realidad.
Job era un hombre temeroso de Dios y apartado del mal, que guardaba los mandamientos de Dios.
Pero Job era tan apartado del mal, guardando los mandamientos de Dios, que Dios mismo dice que no había en la tierra ningún otro como Job. Dios incluso lo llama varón perfecto y recto.
De tal nivel de santidad era Job, que se encuentra en la lista corta del antiguo testamento, de las únicas 3 personas que Dios pone como ejemplo de hombres santos y rectos hasta cierto punto de la historia antigua, como dice el Señor en Ezequiel 14 : 14 : “si estuviesen en medio de ella estos tres varones, Noé, Daniel y Job ellos por su justicia librarían únicamente sus propias vidas, dice Jehová el Señor”.
Job tenía bastantes propiedades materiales (cosas temporales y no eternas) y tenía una posición económica bastante cómoda.
Hasta ahí uno podría pensar que siendo un hombre santo, era bendecido por Dios, y mientras se mantuviera en santidad, su posición cómoda y bendecida se debería mantener estable.
Pero en la vida real, las cosas no siempre son así, existen factores que no siempre son evidentes al ser humano.
Si Job pensara en esa etapa cómoda de su vida que por ser recto y apartado del mal, que por obedecer los mandamientos de Dios, todo le iría bien y viviría en continua prosperidad y comodidad y en salud, entonces su creencia pronto sufriría una crisis demandando una revisión de la realidad.