Respuesta:Que los bosques son una fuente de recursos estratégicos para países y empresas es algo que ya nadie duda. Que proporcionan bienes y servicios ambientales clave, tanto para las comunidades rurales como urbanas: madera, productos forestales, agua o belleza paisajística, y son el hogar del 80 por ciento de la biodiversidad terrestre y de más de 300 millones de personas, además de ocuparse de la captura de carbono –un elemento crucial en la lucha contra el cambio climático–, tampoco son datos desconocidos.
Relacionar esto con la idea de que la vida humana y su equilibrio dependen del buen estado de los ecosistemas forestales y que gestionarlos de forma sostenible es requiso imprescindible para seguir beneficiándose de los servicios que aportan estos ecosistemas, es algo más complicado y el primer paso para frenar su deterioro.
Por eso, los consumidores de productos finales –madera o papel–, sean ciudadanos o empresas, son un eslabón fundamental para proteger los bosques. Si todos asumieran la responsabilidad de preguntar por el origen de los productos y se aseguraran de tener en cuenta los aspectos éticos y sociales, se garantizarán los mercados justos, una trazabilidad responsable, y con ello la sostenibilidad ambiental y productiva de los bosques a largo plazo.
Respuesta:Que los bosques son una fuente de recursos estratégicos para países y empresas es algo que ya nadie duda. Que proporcionan bienes y servicios ambientales clave, tanto para las comunidades rurales como urbanas: madera, productos forestales, agua o belleza paisajística, y son el hogar del 80 por ciento de la biodiversidad terrestre y de más de 300 millones de personas, además de ocuparse de la captura de carbono –un elemento crucial en la lucha contra el cambio climático–, tampoco son datos desconocidos.
Relacionar esto con la idea de que la vida humana y su equilibrio dependen del buen estado de los ecosistemas forestales y que gestionarlos de forma sostenible es requiso imprescindible para seguir beneficiándose de los servicios que aportan estos ecosistemas, es algo más complicado y el primer paso para frenar su deterioro.
Por eso, los consumidores de productos finales –madera o papel–, sean ciudadanos o empresas, son un eslabón fundamental para proteger los bosques. Si todos asumieran la responsabilidad de preguntar por el origen de los productos y se aseguraran de tener en cuenta los aspectos éticos y sociales, se garantizarán los mercados justos, una trazabilidad responsable, y con ello la sostenibilidad ambiental y productiva de los bosques a largo plazo.
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