La Revolución Francesa en 1789 extendió por Europa un sentimiento de libertad, de igualdad de derechos y derechos de todos los ciudadanos. Pero a principios de XIX aparece la figura de Napoleón Bonaparte, quien inició un período de guerras en Europa con el fin de formar un gran imperio bajo el dominio de Francia e imponer las nuevas ideas de ciudadanía. Las guerras napoleónicas provocaron una reacción nacionalista en toda Europa. Los territorios invadidos por Napoleón opusieron resistencia al uniformismo bonapartista y despertaron un sentido de identificación y amor a la tradición patria que desembocó en un acérrimo nacionalismo, en una búsqueda de libertad y en una defensa de los valores nacionales o locales. Esto llevó a reafirmar las monarquías absolutas con el fin de combatir a Napoleón, quien se había proclamado emperador e intentaba crear una nueva dinastía.
Desde 1804 hasta 1813, Napoleón I Bonaparte había impuesto la hegemonía de Francia en Europa. En 1814, fue obligado a abdicar por una coalición formada por las principales potencias europeas (Prusia, Rusia, Gran Bretaña y Austria) y desterrado a la isla de Elba. El rey Luis XVIII pasó a ser el nuevo gobernante de Francia.
En septiembre de 1814 se convocó el Congreso de Viena, para discutir el nuevo orden europeo y delimitar las fronteras nacionales. En 1815, mientras el Congreso celebraba una sesión, Napoleón escapó de Elba y regresó a Francia, llegó a París y asumió el poder durante un breve periodo denominado de los 'Cien Días'. Pero Austria, Gran Bretaña, Prusia y Rusia reunieron un ejército de 150.000 hombres cada una para hacer frente a Napoleón. La batalla tuvo lugar en las proximidades de Waterloo (hoy Bélgica) el 18 de junio de 1815 y fue una de las más cruentas de la historia moderna: El número de bajas del 18 de junio fue de 40.000 hombres en el bando francés, 15.000 en el ejército anglo-holandés y 7.000 entre los prusianos.
Napoleón firmó su segunda abdicación el 22 de junio; Luis XVIII fue restaurado en el trono de Francia el 28 de junio, con lo que concluyó la etapa de los Cien Días. Las autoridades británicas aceptaron la rendición de Bonaparte el 15 de julio, y éste fue enviado posteriormente al exilio definitivo en la remota isla de Santa Elena. La batalla de Waterloo es considerada como uno de los momentos decisivos de la historia moderna por haber puesto fin al dominio francés sobre el continente europeo y haber provocado modificaciones drásticas en las fronteras territoriales y en el equilibrio de poder existentes en Europa.
A la idea del imperio europeo se contraponen ahora las naciones europeas. A los modelos neoclásicos se ofrecen alternativas personales. A los valores universales se contraponen los sentimientos personales. A la Historia como modelo se enfrenta la historia como experiencia.
A inicios de 1800 se dio un fuerte avance técnico, se inventaron máquinas que facilitaron el trabajo. A esta época se le conoce como "La revolución industrial", las máquinas empezaron a remplazar al hombre. Se utilizó menos mano de obra y hubo mayor producción a través de las máquinas.
Debido a estos avances se fomentó la industria editora, lo que provocó la producción masiva de folletos, boletines, periódicos y libros. Como consecuencia de ello, las obras empezaron a publicarse en todas partes y a llegar diariamente a los lectores.
cenzontle
Tienes razón , pero es de una tarea que hice, aveces copio de lo que ya he presentado yo, solo trato de ayudar, tengo muchos trabajos que he hecho, por eso aparece así. Gracias por tu comentario, saludos
PRINCIPIOS DEL SIGLO XIX – MARCO POLÍTICO
La Revolución Francesa en 1789 extendió por Europa un sentimiento de libertad, de igualdad de derechos y derechos de todos los ciudadanos. Pero a principios de XIX aparece la figura de Napoleón Bonaparte, quien inició un período de guerras en Europa con el fin de formar un gran imperio bajo el dominio de Francia e imponer las nuevas ideas de ciudadanía. Las guerras napoleónicas provocaron una reacción nacionalista en toda Europa. Los territorios invadidos por Napoleón opusieron resistencia al uniformismo bonapartista y despertaron un sentido de identificación y amor a la tradición patria que desembocó en un acérrimo nacionalismo, en una búsqueda de libertad y en una defensa de los valores nacionales o locales. Esto llevó a reafirmar las monarquías absolutas con el fin de combatir a Napoleón, quien se había proclamado emperador e intentaba crear una nueva dinastía.
Desde 1804 hasta 1813, Napoleón I Bonaparte había impuesto la hegemonía de Francia en Europa. En 1814, fue obligado a abdicar por una coalición formada por las principales potencias europeas (Prusia, Rusia, Gran Bretaña y Austria) y desterrado a la isla de Elba. El rey Luis XVIII pasó a ser el nuevo gobernante de Francia.
En septiembre de 1814 se convocó el Congreso de Viena, para discutir el nuevo orden europeo y delimitar las fronteras nacionales. En 1815, mientras el Congreso celebraba una sesión, Napoleón escapó de Elba y regresó a Francia, llegó a París y asumió el poder durante un breve periodo denominado de los 'Cien Días'. Pero Austria, Gran Bretaña, Prusia y Rusia reunieron un ejército de 150.000 hombres cada una para hacer frente a Napoleón. La batalla tuvo lugar en las proximidades de Waterloo (hoy Bélgica) el 18 de junio de 1815 y fue una de las más cruentas de la historia moderna: El número de bajas del 18 de junio fue de 40.000 hombres en el bando francés, 15.000 en el ejército anglo-holandés y 7.000 entre los prusianos.
Napoleón firmó su segunda abdicación el 22 de junio; Luis XVIII fue restaurado en el trono de Francia el 28 de junio, con lo que concluyó la etapa de los Cien Días. Las autoridades británicas aceptaron la rendición de Bonaparte el 15 de julio, y éste fue enviado posteriormente al exilio definitivo en la remota isla de Santa Elena. La batalla de Waterloo es considerada como uno de los momentos decisivos de la historia moderna por haber puesto fin al dominio francés sobre el continente europeo y haber provocado modificaciones drásticas en las fronteras territoriales y en el equilibrio de poder existentes en Europa.
A la idea del imperio europeo se contraponen ahora las naciones europeas. A los modelos neoclásicos se ofrecen alternativas personales. A los valores universales se contraponen los sentimientos personales. A la Historia como modelo se enfrenta la historia como experiencia.
A inicios de 1800 se dio un fuerte avance técnico, se inventaron máquinas que facilitaron el trabajo. A esta época se le conoce como "La revolución industrial", las máquinas empezaron a remplazar al hombre. Se utilizó menos mano de obra y hubo mayor producción a través de las máquinas.
Debido a estos avances se fomentó la industria editora, lo que provocó la producción masiva de folletos, boletines, periódicos y libros. Como consecuencia de ello, las obras empezaron a publicarse en todas partes y a llegar diariamente a los lectores.