¿qué derechos gozaban los burgueses? ayuda es para hoy
adrianaelizabeth03
La abolición de los derechos feudales y la declaración del derecho a la propiedad
La Asamblea Nacional abolió, el 4 de agosto de 1789, los derechos feudales y la servidumbre, cancelando las deudas feudales, el diezmo de la Iglesia y, en especial, las exoneraciones tributarias del clero y la nobleza para evitar un mayor desborde social por parte del campesinado. La gran burguesía había creado la Guardia Nacional como instrumento represivo ante la ola de protestas.
El 26 de agosto de 1789, la Asamblea Nacional aprobó la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano. Este documento tuvo la influencia del Acta de Derechos de la Revolución inglesa, de las ideas del enciclopedismo, de Rousseau y de la Declaración de la Independencia de los Estados Unidos.
La Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano de 1789, inspirada en la declaración de independencia estadounidense de 1776 y en el espíritu filosófico del siglo XVIII, marca el fin del Antiguo Régimen y el principio de una nueva era (Declaracion de los derechos, 2017).
En este documento se definen como derechos naturales e imprescriptibles la libertad, la propiedad, la seguridad, la resistencia a la opresión. De la misma forma reconoce la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley y la justicia. Y por último, afirma el principio de la separación de poderes.
La Declaración fue ratificada por el Rey Luis XVI el 5 de octubre por la presión de la Asamblea y el pueblo y sirvió de preámbulo a la primera constitución de la Revolución Francesa, aprobada en 1791. Esta Declaración tuvo una gran influencia en los países europeos y de América Latina; su espíritu medular aún está presente en la Convención Europea de Derechos Humanos firmada en roma el 4 de noviembre de 1950.
Esta Declaración considera como causa de las calamidades públicas y de la corrupción de los gobiernos a la ignorancia, al olvido y al menosprecio de los derechos del hombre, por el que proclama los derechos como naturales, inalienables y sagrados que deben ser tomados en cuenta y respetados por todos los miembros de la sociedad, de manera constante, en todos los actos del poder legislativo y ejecutivo, como principios conducentes a la felicidad de todos.
La Asamblea Nacional abolió, el 4 de agosto de 1789, los derechos feudales y la servidumbre, cancelando las deudas feudales, el diezmo de la Iglesia y, en especial, las exoneraciones tributarias del clero y la nobleza para evitar un mayor desborde social por parte del campesinado. La gran burguesía había creado la Guardia Nacional como instrumento represivo ante la ola de protestas.
El 26 de agosto de 1789, la Asamblea Nacional aprobó la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano. Este documento tuvo la influencia del Acta de Derechos de la Revolución inglesa, de las ideas del enciclopedismo, de Rousseau y de la Declaración de la Independencia de los Estados Unidos.
La Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano de 1789, inspirada en la declaración de independencia estadounidense de 1776 y en el espíritu filosófico del siglo XVIII, marca el fin del Antiguo Régimen y el principio de una nueva era (Declaracion de los derechos, 2017).
En este documento se definen como derechos naturales e imprescriptibles la libertad, la propiedad, la seguridad, la resistencia a la opresión. De la misma forma reconoce la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley y la justicia. Y por último, afirma el principio de la separación de poderes.
La Declaración fue ratificada por el Rey Luis XVI el 5 de octubre por la presión de la Asamblea y el pueblo y sirvió de preámbulo a la primera constitución de la Revolución Francesa, aprobada en 1791. Esta Declaración tuvo una gran influencia en los países europeos y de América Latina; su espíritu medular aún está presente en la Convención Europea de Derechos Humanos firmada en roma el 4 de noviembre de 1950.
Esta Declaración considera como causa de las calamidades públicas y de la corrupción de los gobiernos a la ignorancia, al olvido y al menosprecio de los derechos del hombre, por el que proclama los derechos como naturales, inalienables y sagrados que deben ser tomados en cuenta y respetados por todos los miembros de la sociedad, de manera constante, en todos los actos del poder legislativo y ejecutivo, como principios conducentes a la felicidad de todos.