Para obtener una mejora sostenible de la calidad de vida --inspirándose en la visión global que se ha evocado más arriba-- los países tienen que elaborar una estrategia práctica y viable. Ésta, en primer lugar, tiene que definir unas normas mínimas de calidad de vida, mensurables, verificables y válidas para todas las naciones. En segundo lugar, es necesario establecer y hacer aceptar por todos un calendario de realización de estas normas. Tercero, una vez que se hayan conseguido estos mínimos se fijarán progresivamente normas más elevadas. Entonces habrá que insistir más sobre la calidad de vida que sobre la cantidad, y corresponde a cada uno ayudar a los demás a alcanzar las normas mínimas.
Esta tarea exigirá, en los planos nacional y mundial, un compromiso firme en favor de políticas sociales activas. No pueden ser negociables las normas mínimas de calidad de vida: son prioritarias para todos y con la mayor urgencia. Para cada elemento de la calidad de vida hay que hacer un esfuerzo en el plano internacional para definir los indicadores y precisar cuál será la norma mínima exigible para cada uno de ellos. Por debajo de un cierto nivel mínimo, se considerará que no se ha respetado el derecho a la calidad de vida.
Para obtener una mejora sostenible de la calidad de vida --inspirándose en la visión global que se ha evocado más arriba-- los países tienen que elaborar una estrategia práctica y viable. Ésta, en primer lugar, tiene que definir unas normas mínimas de calidad de vida, mensurables, verificables y válidas para todas las naciones. En segundo lugar, es necesario establecer y hacer aceptar por todos un calendario de realización de estas normas. Tercero, una vez que se hayan conseguido estos mínimos se fijarán progresivamente normas más elevadas. Entonces habrá que insistir más sobre la calidad de vida que sobre la cantidad, y corresponde a cada uno ayudar a los demás a alcanzar las normas mínimas.
Esta tarea exigirá, en los planos nacional y mundial, un compromiso firme en favor de políticas sociales activas. No pueden ser negociables las normas mínimas de calidad de vida: son prioritarias para todos y con la mayor urgencia. Para cada elemento de la calidad de vida hay que hacer un esfuerzo en el plano internacional para definir los indicadores y precisar cuál será la norma mínima exigible para cada uno de ellos. Por debajo de un cierto nivel mínimo, se considerará que no se ha respetado el derecho a la calidad de vida.