El agua de las piscinas es perjudicial para nuestra salud en muchas ocasiones. Es recomendable ducharse antes y después de bañarse para retirar de la piel los gérmenes y restos de productos de limpieza. También debemos tener consciencia que orinar en las piscinas está prohibido, sin embargo hay personas que siguen haciéndolo, especialmente niños, por eso debemos evitar tragar agua.
PELIGROS DEL CLORO Y OTROS QUÍMICOS
La mezcla del cloro con otros químicos que los bañistas dejan en el agua forma gases que los bañistas podrían respirar y que son potencialmente dañinos. Recuerda que cada persona aporta sudor y restos productos como cremas, champús, lociones y acondicionadores, esto es lo que causa irritación en los ojos, incluso hasta tos y en el peor de los casos, asma.
El cloro y el bromo son desinfectantes que matan a la mayoría de los microbios, sin embargo, existen bacterias como la Naegleria Fowleri, conocida coloquialmente como “ameba come cerebros”, que llega a sobrevivir en aguas cloradas por siete días y puede incubar en aguas contaminadas o piscinas sin recirculación.
Respuesta:
El agua de las piscinas es perjudicial para nuestra salud en muchas ocasiones. Es recomendable ducharse antes y después de bañarse para retirar de la piel los gérmenes y restos de productos de limpieza. También debemos tener consciencia que orinar en las piscinas está prohibido, sin embargo hay personas que siguen haciéndolo, especialmente niños, por eso debemos evitar tragar agua.
PELIGROS DEL CLORO Y OTROS QUÍMICOS
La mezcla del cloro con otros químicos que los bañistas dejan en el agua forma gases que los bañistas podrían respirar y que son potencialmente dañinos. Recuerda que cada persona aporta sudor y restos productos como cremas, champús, lociones y acondicionadores, esto es lo que causa irritación en los ojos, incluso hasta tos y en el peor de los casos, asma.
El cloro y el bromo son desinfectantes que matan a la mayoría de los microbios, sin embargo, existen bacterias como la Naegleria Fowleri, conocida coloquialmente como “ameba come cerebros”, que llega a sobrevivir en aguas cloradas por siete días y puede incubar en aguas contaminadas o piscinas sin recirculación.
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