El rey Shariar, era un hombre vengativo, rencoroso, culpaba a todas las mujeres, cuando su primera esposa lo traicionó.
Ya había mandado matar a tres mil mujeres cuando conoció a Scheherezade.
Hija del gran visir de Shahriar, Scheherezade se ofrece, en contra de la voluntad de su padre, al rey con el fin de aplacar su ira. Una vez en las cámaras reales, Scheherezade inicia la narración de un cuento que dura toda la noche, y mantiene así al rey despierto, escuchando con asombro e interés la primera historia, de modo que pide que prosiga el relato, y Scheherezade aduce la llegada del alba para postergar la continuación hasta la noche siguiente.
Shahriar la mantiene con vida ante la perspectiva de la narración por venir. El mismo acontecimiento se repite durante una y otra noche, encadenando de este modo los relatos uno tras otro y uno dentro de otro, hasta que, después de mil y una noches de diversas aventuras, y ya con tres hijos, no sólo el rey había sido entretenido sino también educado sabiamente en moralidad y amabilidad por Scheherazade, quien de concubina pasa a ser esposa del monarca de pleno derecho.
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El rey Shariar, era un hombre vengativo, rencoroso, culpaba a todas las mujeres, cuando su primera esposa lo traicionó.
Ya había mandado matar a tres mil mujeres cuando conoció a Scheherezade.
Hija del gran visir de Shahriar, Scheherezade se ofrece, en contra de la voluntad de su padre, al rey con el fin de aplacar su ira. Una vez en las cámaras reales, Scheherezade inicia la narración de un cuento que dura toda la noche, y mantiene así al rey despierto, escuchando con asombro e interés la primera historia, de modo que pide que prosiga el relato, y Scheherezade aduce la llegada del alba para postergar la continuación hasta la noche siguiente.
Shahriar la mantiene con vida ante la perspectiva de la narración por venir. El mismo acontecimiento se repite durante una y otra noche, encadenando de este modo los relatos uno tras otro y uno dentro de otro, hasta que, después de mil y una noches de diversas aventuras, y ya con tres hijos, no sólo el rey había sido entretenido sino también educado sabiamente en moralidad y amabilidad por Scheherazade, quien de concubina pasa a ser esposa del monarca de pleno derecho.