La violencia contra las mujeres tiene efectos inmediatos y de larga duración en la vida e impacta sobre el bienestar y el desarrollo de las familias, las comunidades y los países. Es una de las principales barreras para el empoderamiento, el despliegue de las capacidades y el ejercicio de los derechos de las mujeres además de ser una de las formas más extremas de la desigualdad entre mujeres y hombres y la discriminación basada en género.
Si bien se han dado pasos importantes para ponerle fin a la violencia contra las mujeres y las niñas, en el Ecuador los principales retos son:
Limitada voluntad política frente a la violencia contra las mujeres hace que éste no sea priorizado como un problema de salud pública, resultando en políticas y programas con pocos resultados, sin continuidad, baja cobertura y calidad, y débil articulación interinstitucional e intersectorial.
Limitado conocimiento y registro adecuado de información sobre la violencia contra las mujeres en el sistema de justicia, que resulta en el ocultamiento y desconocimiento en el tratamiento de estos casos y por tanto en la impunidad.
Estereotipos y prácticas culturales que influyen en el mantenimiento de relaciones de poder que perpetúan la situación de subordinación de las mujeres frente a los hombres.
Respuesta:
La violencia contra las mujeres tiene efectos inmediatos y de larga duración en la vida e impacta sobre el bienestar y el desarrollo de las familias, las comunidades y los países. Es una de las principales barreras para el empoderamiento, el despliegue de las capacidades y el ejercicio de los derechos de las mujeres además de ser una de las formas más extremas de la desigualdad entre mujeres y hombres y la discriminación basada en género.
Si bien se han dado pasos importantes para ponerle fin a la violencia contra las mujeres y las niñas, en el Ecuador los principales retos son:
Limitada voluntad política frente a la violencia contra las mujeres hace que éste no sea priorizado como un problema de salud pública, resultando en políticas y programas con pocos resultados, sin continuidad, baja cobertura y calidad, y débil articulación interinstitucional e intersectorial.
Limitado conocimiento y registro adecuado de información sobre la violencia contra las mujeres en el sistema de justicia, que resulta en el ocultamiento y desconocimiento en el tratamiento de estos casos y por tanto en la impunidad.
Estereotipos y prácticas culturales que influyen en el mantenimiento de relaciones de poder que perpetúan la situación de subordinación de las mujeres frente a los hombres.