La conmemoración de los 200 años de independencia del Perú es una oportunidad única para imaginar, hacer y celebrar el país que queremos ser como lo hicieron nuestros próceres y precursores en su tiempo y forjar una nueva ciudadanía preparada para afrontar los desafíos de este siglo. Es así como el Proyecto Especial Bicentenario, de la Presidencia del Consejo de Ministros, ha tomado este acontecimiento histórico para diseñar e implementar un plan estratégico de acciones y comunicación que responda a estas necesidades históricas urgentes.
Por otro lado, la crisis sanitaria originada a raíz del brote de COVID-19 en el país ha demostrado las profundas grietas que hoy persisten en el Perú, desigualdades inaceptables que evidencian nuestras promesas incumplidas y el largo trabajo que aún tenemos por delante para construir una república de ciudadanos. En ese sentido, estamos frente a la urgencia de impulsar un cambio real y profundo, uno que nos lleve a “construir un nosotros” para alcanzar juntos el Perú que imaginamos de cara al tercer siglo de república. […]
Pensar y fortalecer nuestra identidad, en “ser peruano”, en las oportunidades que nos depara el futuro como nación unida y orgullosa, tiene que convertirse en un activo que incida directamente en el bienestar público. Es lo que soñaron los artífices de la independencia, lo que anhela la generación del Bicentenario y es el desafío que vamos a asumir.
La conmemoración de los 200 años de independencia del Perú es una oportunidad única para imaginar, hacer y celebrar el país que queremos ser como lo hicieron nuestros próceres y precursores en su tiempo y forjar una nueva ciudadanía preparada para afrontar los desafíos de este siglo. Es así como el Proyecto Especial Bicentenario, de la Presidencia del Consejo de Ministros, ha tomado este acontecimiento histórico para diseñar e implementar un plan estratégico de acciones y comunicación que responda a estas necesidades históricas urgentes.
Por otro lado, la crisis sanitaria originada a raíz del brote de COVID-19 en el país ha demostrado las profundas grietas que hoy persisten en el Perú, desigualdades inaceptables que evidencian nuestras promesas incumplidas y el largo trabajo que aún tenemos por delante para construir una república de ciudadanos. En ese sentido, estamos frente a la urgencia de impulsar un cambio real y profundo, uno que nos lleve a “construir un nosotros” para alcanzar juntos el Perú que imaginamos de cara al tercer siglo de república. […]
Pensar y fortalecer nuestra identidad, en “ser peruano”, en las oportunidades que nos depara el futuro como nación unida y orgullosa, tiene que convertirse en un activo que incida directamente en el bienestar público. Es lo que soñaron los artífices de la independencia, lo que anhela la generación del Bicentenario y es el desafío que vamos a asumir.