Una de las propiedades más conocidas de la cebolla es la acción diurética, por lo que es muy recomendable en pacientes con insuficiencia renal, gota o hiperuricemia, cálculos renales, edemas o hipertensión. Por su efecto diurético, pero también por su alto contenido en agua y fibra y bajo en grasas y azúcares, es indispensable en cualquier dieta.
Tiene acción expectorante, así como bactericida y fungicida. Es muy útil en procesos como resfriados, catarros, bronquitis, faringitis y otras afecciones respiratorias. De hecho, un remedio muy usado en estos casos, es colocar una cebolla partida por la mitad al lado de la cama por la noche. En los últimos años, también se ha demostrado su efecto beneficioso en el tratamiento del asma y de las alergias.
Es un potente cardioprotector gracias a su propiedad antitrombótica, hipolipemiante (esto es la capacidad de disminuir los niveles de colesterol y triglicéridos) e hipotensora, siempre que se consuma de forma habitual.
La tan conocida acción depurativa de la cebolla se debe a que es capaz de eliminar las toxinas y fermentos que se producen en el estómago tras la digestión, proceso que también favorece al estimular al hígado, páncreas y vesícula para que segreguen las sustancias necesarias. Estas propiedades solo se dan cuando se consume cruda.
Deberán evitar un consumo excesivo aquellas personas con un estómago delicado, que sufran de acidez estomacal o tengan tendencia a la flatulencia o meteorismo.
Las propiedades de la cebolla son innumerables, aquí solo os hemos comentado las más relevantes, así que os animamos a que la toméis diariamente de cualquier forma, pero preferentemente cruda, pues es cuando conserva todas sus propiedades.
Una de las propiedades más conocidas de la cebolla es la acción diurética, por lo que es muy recomendable en pacientes con insuficiencia renal, gota o hiperuricemia, cálculos renales, edemas o hipertensión. Por su efecto diurético, pero también por su alto contenido en agua y fibra y bajo en grasas y azúcares, es indispensable en cualquier dieta.
Tiene acción expectorante, así como bactericida y fungicida. Es muy útil en procesos como resfriados, catarros, bronquitis, faringitis y otras afecciones respiratorias. De hecho, un remedio muy usado en estos casos, es colocar una cebolla partida por la mitad al lado de la cama por la noche. En los últimos años, también se ha demostrado su efecto beneficioso en el tratamiento del asma y de las alergias.
Es un potente cardioprotector gracias a su propiedad antitrombótica, hipolipemiante (esto es la capacidad de disminuir los niveles de colesterol y triglicéridos) e hipotensora, siempre que se consuma de forma habitual.
La tan conocida acción depurativa de la cebolla se debe a que es capaz de eliminar las toxinas y fermentos que se producen en el estómago tras la digestión, proceso que también favorece al estimular al hígado, páncreas y vesícula para que segreguen las sustancias necesarias. Estas propiedades solo se dan cuando se consume cruda.
Deberán evitar un consumo excesivo aquellas personas con un estómago delicado, que sufran de acidez estomacal o tengan tendencia a la flatulencia o meteorismo.
Las propiedades de la cebolla son innumerables, aquí solo os hemos comentado las más relevantes, así que os animamos a que la toméis diariamente de cualquier forma, pero preferentemente cruda, pues es cuando conserva todas sus propiedades.