La vida social, política y económica durante la Colonia estuvo regida por las orientaciones e intereses de España. Aunque la población criolla había logrado consolidarse social y económicamente en términos políticos y culturales, el Imperio Español y la Iglesia Católica orientaban y regían la provincia.
La Iglesia es un factor clave para la comprensión de la sociedad colonial y su cultura, pues su acción penetró en todos los campos de la vida, debido, entre otras razones, a su dominio absoluto durante todo el siglo XVI, sobre la educación, los métodos y los planes de estudio.
Durante la primera etapa de la colonización española, una vez instalada la Real Audiencia en 1550, los conventos fueron autorizados para impartir instrucción a clérigos y seglares en gramática y lectura; luego se organizaron las primeras escuelas para indígenas en la segunda mitad del siglo XVI, alrededor de los conventos y los templos doctrineros, espacios donde se impartía a los aborígenes los principios de la religión cristiana y los patrones culturales del Imperio Español. Posteriormente se fundan los primeros conventos, seminarios y colegios para formar las élites criollas, y a principios del siglo XVII se crean las primeras universidades, también bajo el monopolio de dominicos y jesuitas.
En 1592 se creó el Colegio de San Bartolomé, considerado como el más antiguo del país; la Universidad Javeriana en 1623 por los jesuitas; la Universidad Tomasina en 1639 a cargo de los padres dominicos; el Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario en 1653; y otros colegios en centros urbanos de importancia económica y política, como Tunja, Cartagena, Pamplona, Popayán, Mompox, Antioquia y Honda. El núcleo de la enseñanza de la época fueron las artes, la filosofía y la teología moral, pues la educación que se impartía en estos claustros estaba permeada por el escolasticismo medieval, y tenía como función la legitimación ideológica de la sociedad granadina y sus privilegios de castas.
Los centros culturales más importantes de la época eran Santa Fe, Tunja, Popayán y Cartagena, en donde clérigos y un selecto grupo de funcionarios seguían las preocupaciones españolas, además de las relacionadas con la constitución de la Iglesia y la evangelización de los americanos. Durante el siglo XVI, en la ciudad de Tunja, un pequeño grupo desarrolla una incipiente actividad literaria, en la cual se produce la que muchos críticos e historiadores consideran la primera obra literaria neogranadina: “Elegías de varones ilustres de Indias”, en la que se narra el proceso de conquista y se da testimonio del proceso lingüístico de adaptación del español a la nueva realidad americana.
A partir del siglo XVII, luego de lentos pero profundos cambios, se consolida una sociedad fuertemente estratificada, dominada por la minoría blanca, peninsular o criolla, que vive el modelo cultural europeo, y cuyas instituciones, sistemas de valores y patrones culturales son originalmente españoles. En este mismo siglo, el Santo Oficio -ubicado en Cartagena-, cuya función consistía en proteger la fe, estableció un estricto régimen sobre la circulación de libros y obras, a través de diversos métodos de control y censura, la vigilancia de la imprenta, la producción literaria, el contenido de la lectura y la circulación de las obras.
Durante más de medio siglo domina la figura del intelectual eclesiástico y la temática religiosa, no sólo en la literatura sino también en la pintura y la escultura. Don Juan de Castellanos y Juan Rodríguez Freyle, con sus obras “Elegías de varones ilustres de Indias” y el “Carnero”, respectivamente, se apartan de la orientación predominante de su tiempo y por ello sus obras circularon como manuscritos y permanecieron inéditas hasta avanzado el siglo XIX.
colegios mayores:San Bartolome en 1604
Nuestra Señora del Rosario en 1653
La vida social, política y económica durante la Colonia estuvo regida por las orientaciones e intereses de España. Aunque la población criolla había logrado consolidarse social y económicamente en términos políticos y culturales, el Imperio Español y la Iglesia Católica orientaban y regían la provincia.
La Iglesia es un factor clave para la comprensión de la sociedad colonial y su cultura, pues su acción penetró en todos los campos de la vida, debido, entre otras razones, a su dominio absoluto durante todo el siglo XVI, sobre la educación, los métodos y los planes de estudio.
Durante la primera etapa de la colonización española, una vez instalada la Real Audiencia en 1550, los conventos fueron autorizados para impartir instrucción a clérigos y seglares en gramática y lectura; luego se organizaron las primeras escuelas para indígenas en la segunda mitad del siglo XVI, alrededor de los conventos y los templos doctrineros, espacios donde se impartía a los aborígenes los principios de la religión cristiana y los patrones culturales del Imperio Español. Posteriormente se fundan los primeros conventos, seminarios y colegios para formar las élites criollas, y a principios del siglo XVII se crean las primeras universidades, también bajo el monopolio de dominicos y jesuitas.
En 1592 se creó el Colegio de San Bartolomé, considerado como el más antiguo del país; la Universidad Javeriana en 1623 por los jesuitas; la Universidad Tomasina en 1639 a cargo de los padres dominicos; el Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario en 1653; y otros colegios en centros urbanos de importancia económica y política, como Tunja, Cartagena, Pamplona, Popayán, Mompox, Antioquia y Honda. El núcleo de la enseñanza de la época fueron las artes, la filosofía y la teología moral, pues la educación que se impartía en estos claustros estaba permeada por el escolasticismo medieval, y tenía como función la legitimación ideológica de la sociedad granadina y sus privilegios de castas.
Los centros culturales más importantes de la época eran Santa Fe, Tunja, Popayán y Cartagena, en donde clérigos y un selecto grupo de funcionarios seguían las preocupaciones españolas, además de las relacionadas con la constitución de la Iglesia y la evangelización de los americanos. Durante el siglo XVI, en la ciudad de Tunja, un pequeño grupo desarrolla una incipiente actividad literaria, en la cual se produce la que muchos críticos e historiadores consideran la primera obra literaria neogranadina: “Elegías de varones ilustres de Indias”, en la que se narra el proceso de conquista y se da testimonio del proceso lingüístico de adaptación del español a la nueva realidad americana.
A partir del siglo XVII, luego de lentos pero profundos cambios, se consolida una sociedad fuertemente estratificada, dominada por la minoría blanca, peninsular o criolla, que vive el modelo cultural europeo, y cuyas instituciones, sistemas de valores y patrones culturales son originalmente españoles. En este mismo siglo, el Santo Oficio -ubicado en Cartagena-, cuya función consistía en proteger la fe, estableció un estricto régimen sobre la circulación de libros y obras, a través de diversos métodos de control y censura, la vigilancia de la imprenta, la producción literaria, el contenido de la lectura y la circulación de las obras.
Durante más de medio siglo domina la figura del intelectual eclesiástico y la temática religiosa, no sólo en la literatura sino también en la pintura y la escultura. Don Juan de Castellanos y Juan Rodríguez Freyle, con sus obras “Elegías de varones ilustres de Indias” y el “Carnero”, respectivamente, se apartan de la orientación predominante de su tiempo y por ello sus obras circularon como manuscritos y permanecieron inéditas hasta avanzado el siglo XIX.