El paso de los nómades de América del Norte a América del Sur por el istmo de Panamá fue también una aventura épica. Tal vez no una gran hazaña, como la emprendida por sus antepasados a través del estrecho de Bering, pero tuvieron que sobreponerse a ambientes nunca antes conocidos.
En efecto, ahora tenían que luchar contra el agobiante calor, la inesperada lluvia torrencial, la selva enmarañada y sus alimañas. No obstante, una vez más, el hombre primitivo demostró su extraordinaria capacidad de adaptabilidad y cruzó el istmo de Panamá para reconquistar las montañas, colinas y valles, espacios geográficos a los cuales ya estaba acostumbrado y que encontró ni bien pisó tierra.
Si el istmo o puente de Bering sirvió para que el hombre del Asia llegara a América del Norte, el istmo de Panamá fue el puente natural por donde llegó el hombre de América del Norte a América del Sur. A continuación, la cordillera andina fue la vía para llegar hasta los últimos rincones de la Patagonia y de la Tierra del Fuego.
El territorio peruano, en forma particular, ofrecía un ambiente privilegiado para los primeros pobladores. La cobertura fáunica ha variado desde aquellos tiempos. La megafauna se ha extinguido pero mantiene sus principales caraterísticas biogeográficas.
El espacio andino comprendido entre la línea ecuatorial y los 20º de latitud sur se convirtió en la zona preferida por las bandas de recolectores, cazadores y pescadores. Allí está la parte medular de la Cordillera de los Andes, con variedad de recursos naturales y óptimos climas. En ese tiempo, el actual territorio del Perú estaba poblado por megaflora y megafauna, es decir, por grandes vegetales y grandes animales.
Por lo accidentado de los Andes, esa situación no se habría dado en todos los ambientes. Pero, en aquéllos donde no se encontraban tales tipos de animales y vegetales, el hombre primitivo saciaba su hambre con frutos, raíces y peces; recursos que abundaban en varios pisos topográficos de los Andes. De manera que las zonas quechua, suni, puna, yunga y chala fueron ocupadas paulatinamente por los inmigrantes. Éstos y sus descendientes se "andinizaron" hasta crear, con el transcurso de muchos siglos, la cultura andina. Probablemente, ello comenzó con el primer grupo humano que se instaló en Ayacucho, merodeando las diversas cavernas del complejo Piki
El paso de los nómades de América del Norte a América del Sur por el istmo de Panamá fue también una aventura épica. Tal vez no una gran hazaña, como la emprendida por sus antepasados a través del estrecho de Bering, pero tuvieron que sobreponerse a ambientes nunca antes conocidos.
En efecto, ahora tenían que luchar contra el agobiante calor, la inesperada lluvia torrencial, la selva enmarañada y sus alimañas. No obstante, una vez más, el hombre primitivo demostró su extraordinaria capacidad de adaptabilidad y cruzó el istmo de Panamá para reconquistar las montañas, colinas y valles, espacios geográficos a los cuales ya estaba acostumbrado y que encontró ni bien pisó tierra.
Si el istmo o puente de Bering sirvió para que el hombre del Asia llegara a América del Norte, el istmo de Panamá fue el puente natural por donde llegó el hombre de América del Norte a América del Sur. A continuación, la cordillera andina fue la vía para llegar hasta los últimos rincones de la Patagonia y de la Tierra del Fuego.
El territorio peruano, en forma particular, ofrecía un ambiente privilegiado para los primeros pobladores. La cobertura fáunica ha variado desde aquellos tiempos. La megafauna se ha extinguido pero mantiene sus principales caraterísticas biogeográficas.
El espacio andino comprendido entre la línea ecuatorial y los 20º de latitud sur se convirtió en la zona preferida por las bandas de recolectores, cazadores y pescadores. Allí está la parte medular de la Cordillera de los Andes, con variedad de recursos naturales y óptimos climas. En ese tiempo, el actual territorio del Perú estaba poblado por megaflora y megafauna, es decir, por grandes vegetales y grandes animales.
Por lo accidentado de los Andes, esa situación no se habría dado en todos los ambientes. Pero, en aquéllos donde no se encontraban tales tipos de animales y vegetales, el hombre primitivo saciaba su hambre con frutos, raíces y peces; recursos que abundaban en varios pisos topográficos de los Andes. De manera que las zonas quechua, suni, puna, yunga y chala fueron ocupadas paulatinamente por los inmigrantes. Éstos y sus descendientes se "andinizaron" hasta crear, con el transcurso de muchos siglos, la cultura andina. Probablemente, ello comenzó con el primer grupo humano que se instaló en Ayacucho, merodeando las diversas cavernas del complejo Piki