El agua es fuente de vida: el agua es necesaria para la vida digna de las personas y el mantenimiento y evolución de los ecosistemas y la biodiversidad.
El agua es un recurso renovable, pero su disponibilidad es limitada en el tiempo y en el espacio: la disponibilidad de agua para usos humanos depende de la salud de los ecosistemas por los que transcurre, y éstos a su vez se ven afectados por las presiones e impactos que las actividades humanas ejercen sobre ellos -extracciones, canalizaciones, regulación de caudales, vertidos contaminantes, extracción de gravas, etc. - muchas de las cuales son acumulativas e, incluso, irreversibles. El agua configura el territorio: el agua está íntimamente vinculada al territorio por el que transcurre, al cual modela dando lugar a valles, ríos, lagos, bosques, llanuras aluviales, estuarios, etc.
El agua configura el paisaje y el espacio vital: la abundancia o escasez de agua en un territorio configura paisajes característicos y da lugar a prácticas en el manejo y organización del uso del agua concretas en las sociedades asentadas en cada territorio. Configura además el espacio vital de la sociedad no sólo desde el punto de vista de la supervivencia material sino también desde la perspectiva emocional.
El agua es un elemento de referencia de la identidad cultural de los pueblos: los paisajes de agua así como las experiencias vividas en torno al agua configuran una parte importante de la identidad cultural de las personas y de los pueblos que se manifiesta como referencia territorial y vivencial a través de la idiosincrasia popular, las festividades, la toponimia, las expresiones artísticas, la ritualidad o las experiencias lúdicas.
El agua no es sustituible: si bien se han desarrollado infraestructuras que permiten la obtención artificial de agua dulce, la multiplicidad de funciones ecológicas, sociales y económicas que prestan los ecosistemas acuáticos de agua dulce son insustituibles. El deterioro o la desaparición de un ecosistema no afectará sólo a la generación actual sino que lo hará también a las generaciones futuras. Por ello, en la balanza de la equidad debe pesar la precaución.
Respuesta:
El agua es fuente de vida: el agua es necesaria para la vida digna de las personas y el mantenimiento y evolución de los ecosistemas y la biodiversidad.
El agua es un recurso renovable, pero su disponibilidad es limitada en el tiempo y en el espacio: la disponibilidad de agua para usos humanos depende de la salud de los ecosistemas por los que transcurre, y éstos a su vez se ven afectados por las presiones e impactos que las actividades humanas ejercen sobre ellos -extracciones, canalizaciones, regulación de caudales, vertidos contaminantes, extracción de gravas, etc. - muchas de las cuales son acumulativas e, incluso, irreversibles. El agua configura el territorio: el agua está íntimamente vinculada al territorio por el que transcurre, al cual modela dando lugar a valles, ríos, lagos, bosques, llanuras aluviales, estuarios, etc.
El agua configura el paisaje y el espacio vital: la abundancia o escasez de agua en un territorio configura paisajes característicos y da lugar a prácticas en el manejo y organización del uso del agua concretas en las sociedades asentadas en cada territorio. Configura además el espacio vital de la sociedad no sólo desde el punto de vista de la supervivencia material sino también desde la perspectiva emocional.
El agua es un elemento de referencia de la identidad cultural de los pueblos: los paisajes de agua así como las experiencias vividas en torno al agua configuran una parte importante de la identidad cultural de las personas y de los pueblos que se manifiesta como referencia territorial y vivencial a través de la idiosincrasia popular, las festividades, la toponimia, las expresiones artísticas, la ritualidad o las experiencias lúdicas.
El agua no es sustituible: si bien se han desarrollado infraestructuras que permiten la obtención artificial de agua dulce, la multiplicidad de funciones ecológicas, sociales y económicas que prestan los ecosistemas acuáticos de agua dulce son insustituibles. El deterioro o la desaparición de un ecosistema no afectará sólo a la generación actual sino que lo hará también a las generaciones futuras. Por ello, en la balanza de la equidad debe pesar la precaución.
Explicación:
Espero haberte ayudado.