La trancición de la niñez a la adultez presenta características que le son propias e independientes de la sociedad o la época en que éstas se producen. De tal manera, los cambios físicos de la pubertad solo parecieran estar influidos en su aparición más temprana o tardía por aspectos genéticos, nutricionales y ambientales, así diferentes estudios mencionan que la aparición de la menstruación se da en edades cada vez más tempranas.
El adolescente tiene una relación con el medio social y cultural en el cual le toca desempeñarse, pero en su intimidad, en su transición de niño a adulto, todo lo que ocurre en su esquema corporal, en su sexualidad, en su sociabilidad, en el uso de la libertad, es bastante inmovible a través de la historia.
Pero no es lo mismo el adolescente que la adolescencia. El fenómeno profundamente cambiante es la adolescencia, como subcultura que irrumpe en una sociedad en su momento determinado. Podríamos emplear la metáfora del tren, de quién lo ve llegar, a su vez, también ya esta saliendo.
No resulta fácil, entonces, encarar aspectos éticos en la adolescencia por cuanto se da una interacción entre variables en permanente cambio y movilidad. En sociedades más tradicionales y menos móviles era más simple considerar lo que el adolescente y la adolescencia se esperaba. Esto no ocurre en el momento actual.
La trancición de la niñez a la adultez presenta características que le son propias e independientes de la sociedad o la época en que éstas se producen. De tal manera, los cambios físicos de la pubertad solo parecieran estar influidos en su aparición más temprana o tardía por aspectos genéticos, nutricionales y ambientales, así diferentes estudios mencionan que la aparición de la menstruación se da en edades cada vez más tempranas.
El adolescente tiene una relación con el medio social y cultural en el cual le toca desempeñarse, pero en su intimidad, en su transición de niño a adulto, todo lo que ocurre en su esquema corporal, en su sexualidad, en su sociabilidad, en el uso de la libertad, es bastante inmovible a través de la historia.
Pero no es lo mismo el adolescente que la adolescencia. El fenómeno profundamente cambiante es la adolescencia, como subcultura que irrumpe en una sociedad en su momento determinado. Podríamos emplear la metáfora del tren, de quién lo ve llegar, a su vez, también ya esta saliendo.
No resulta fácil, entonces, encarar aspectos éticos en la adolescencia por cuanto se da una interacción entre variables en permanente cambio y movilidad. En sociedades más tradicionales y menos móviles era más simple considerar lo que el adolescente y la adolescencia se esperaba. Esto no ocurre en el momento actual.