Aunque el yogur puede ser la más conocida fuente de probióticos, el kéfir es en realidad una mejor fuente, con tres veces más cantidad de probióticos presentes que el yogur. Viniendo de la palabra turca que significa "buena sensación", el kéfir es una bebida similar al yogur hecha al fermentar leche. La National Kefir Association señala que el kéfir es una excelente fuente de proteína, fibra y calcio. Además de no contener gluten ser 99% libre de lactosa, el kéfir es la bebida probiótica ideal para aquellos con intolerancia a la lactosa o a los lácteos.
Yogur
Proveniente de una palabra turca que significa "cuajar" o "espesar", el yogur es producido al fermentar leche con bacterias lácticas. Las diferentes variedades de bacterias pueden ser utilizadas para otorgar diferentes consistencias y sabor a los diferentes tipos de yogur. Por lo general, se utilizan entre dos y seis cepas diferentes de bacterias. El resultado es un alimentos espeso y rico en probióticos que posee una vida útil más larga que la leche.
Sopa de miso y té de kombucha
La sopa de miso es un plato japonés que consiste de tofu y sopa de caldo de verduras; además de ser rica en probióticos, es también una gran fuente de proteínas y es relativamente baja en calorías. Producida al fermentar té negro dulce con un cultivo plano de levaduras y bacterias, conocido como el "hongo de kombucha", el té de kombucha es una bebida rica en probióticos, a menudo promocionada para la desintoxicación y la mejora inmunológica, según la American Cancer Society.
Alimentos fermentados
Al igual que el yogur, el kéfir, la soja fermentada utilizada en la sopa de miso y los hongos fermentados empleados en el té de kombucha, otros alimentos también pueden ser fermentados. Según el experto en la fermentación Sandor Katz, los alimentos que son fermentados por las bacterias del ácido láctico pueden ser considerados como probióticos. Dos ejemplos de vegetales fermentados son el chucrut, que se produce al fermentar col, y los encurtidos, hechos con la fermentación de los pepinos.
Aunque el yogur puede ser la más conocida fuente de probióticos, el kéfir es en realidad una mejor fuente, con tres veces más cantidad de probióticos presentes que el yogur. Viniendo de la palabra turca que significa "buena sensación", el kéfir es una bebida similar al yogur hecha al fermentar leche. La National Kefir Association señala que el kéfir es una excelente fuente de proteína, fibra y calcio. Además de no contener gluten ser 99% libre de lactosa, el kéfir es la bebida probiótica ideal para aquellos con intolerancia a la lactosa o a los lácteos.
YogurProveniente de una palabra turca que significa "cuajar" o "espesar", el yogur es producido al fermentar leche con bacterias lácticas. Las diferentes variedades de bacterias pueden ser utilizadas para otorgar diferentes consistencias y sabor a los diferentes tipos de yogur. Por lo general, se utilizan entre dos y seis cepas diferentes de bacterias. El resultado es un alimentos espeso y rico en probióticos que posee una vida útil más larga que la leche.
Sopa de miso y té de kombuchaLa sopa de miso es un plato japonés que consiste de tofu y sopa de caldo de verduras; además de ser rica en probióticos, es también una gran fuente de proteínas y es relativamente baja en calorías. Producida al fermentar té negro dulce con un cultivo plano de levaduras y bacterias, conocido como el "hongo de kombucha", el té de kombucha es una bebida rica en probióticos, a menudo promocionada para la desintoxicación y la mejora inmunológica, según la American Cancer Society.
Alimentos fermentadosAl igual que el yogur, el kéfir, la soja fermentada utilizada en la sopa de miso y los hongos fermentados empleados en el té de kombucha, otros alimentos también pueden ser fermentados. Según el experto en la fermentación Sandor Katz, los alimentos que son fermentados por las bacterias del ácido láctico pueden ser considerados como probióticos. Dos ejemplos de vegetales fermentados son el chucrut, que se produce al fermentar col, y los encurtidos, hechos con la fermentación de los pepinos.