Con esta ponencia pretendemos en primer lugar motivar a los maestros especialistas en Educación Primaria a valorar el cuento de tradición oral, que, primeramente narrado, después leído en voz alta o en silencio, y por último recordado en su adolescencia, juventud y madurez, constituye algo esencial, tanto para su educación lingüística y literaria, como para su propia vida, ya que al estar en periodo de formación, es posible que encuentren en los cuentos la comprensión y la comunicación, que, a veces, les puede negar la realidad en que se mueven.
Hay que invitar a los chicos a sumergirse en la lectura de los cuentos como algo vital, pues escuchar, leer y comprender los grandes cuentos de la Literatura Universal, procedentes en su mayoría de la tradición oral, es una necesidad para aprender la lengua, para fomentar la imaginación, para aumentar la sensibilidad y para conocer claves de literatura. Los cuentos de tradición oral y los literarios nos ofrecen una lección de vida, en la que se intercala lo social con lo cómico, lo real con lo maravilloso, lo escatológico con lo sentimental y con la alegría de recordar y al mismo tiempo de compartir el recuerdo.
Tenemos testimonios de escritores famosos que guardan en su prodigiosa memoria la huella que ha dejado en ellos su contacto infantil con los cuentos, por los que han caminado, de los que han aprendido y que han incorporado a sus creaciones posteriores, en una permanente fusión entre lo tradicional, cuya característica esencial es la oralidad, y la modernidad, cuya base se asienta en la escritura creada a partir de las palabras recibidas y asimiladas con el paso del tiempo. Los términos cantar y contar están inseparablemente unidos a la historia de la Literatura Universal y ambos conforman el placer de la escucha que conduce al individuo hacia la comunicación, la convivencia, la construcción verbal del mundo, la formación de su autonomía individual y humana y el amor a la palabra repleta de ideas y sentimientos, de realidades y maravillas, de inquietudes, de dudas, de certezas, de experiencias, de aventuras... en suma, repleta de cultura. La palabra, cuyo carácter evocativo establece vínculos de unión y abre las puertas a la memoria.
Georges Jean hace hincapié en el valor de los cuentos como medio para desarrollar la imaginación infantil y como base de reflexión pedagógica, cuando indica que esta «... se encuentra donde se cruzan los sueños activos de los poetas y las historias nacidas en las profundidades de la vida popular»3.
Explicación:
Con esta ponencia pretendemos en primer lugar motivar a los maestros especialistas en Educación Primaria a valorar el cuento de tradición oral, que, primeramente narrado, después leído en voz alta o en silencio, y por último recordado en su adolescencia, juventud y madurez, constituye algo esencial, tanto para su educación lingüística y literaria, como para su propia vida, ya que al estar en periodo de formación, es posible que encuentren en los cuentos la comprensión y la comunicación, que, a veces, les puede negar la realidad en que se mueven.
Hay que invitar a los chicos a sumergirse en la lectura de los cuentos como algo vital, pues escuchar, leer y comprender los grandes cuentos de la Literatura Universal, procedentes en su mayoría de la tradición oral, es una necesidad para aprender la lengua, para fomentar la imaginación, para aumentar la sensibilidad y para conocer claves de literatura. Los cuentos de tradición oral y los literarios nos ofrecen una lección de vida, en la que se intercala lo social con lo cómico, lo real con lo maravilloso, lo escatológico con lo sentimental y con la alegría de recordar y al mismo tiempo de compartir el recuerdo.
Tenemos testimonios de escritores famosos que guardan en su prodigiosa memoria la huella que ha dejado en ellos su contacto infantil con los cuentos, por los que han caminado, de los que han aprendido y que han incorporado a sus creaciones posteriores, en una permanente fusión entre lo tradicional, cuya característica esencial es la oralidad, y la modernidad, cuya base se asienta en la escritura creada a partir de las palabras recibidas y asimiladas con el paso del tiempo. Los términos cantar y contar están inseparablemente unidos a la historia de la Literatura Universal y ambos conforman el placer de la escucha que conduce al individuo hacia la comunicación, la convivencia, la construcción verbal del mundo, la formación de su autonomía individual y humana y el amor a la palabra repleta de ideas y sentimientos, de realidades y maravillas, de inquietudes, de dudas, de certezas, de experiencias, de aventuras... en suma, repleta de cultura. La palabra, cuyo carácter evocativo establece vínculos de unión y abre las puertas a la memoria.
Georges Jean hace hincapié en el valor de los cuentos como medio para desarrollar la imaginación infantil y como base de reflexión pedagógica, cuando indica que esta «... se encuentra donde se cruzan los sueños activos de los poetas y las historias nacidas en las profundidades de la vida popular»3.
coronita para subir de rango