En el plano ontológico, es decir, en un ámbito esencial, la no existencia de un Dios o la relativización de la idea de Dios como un constructo social, se sostiene en dos argumentos:
1. La existencia de un universo sometido a las leyes de la probabilidad y el azar, en nada determinista, que por su unidad no podría asimilar la existencia de una alteridad, pues esto quebrantaría la totalidad.
2. La preeminencia de la información como objeto esencial presente en la naturaleza, es decir, la primacía de la lógica-matemática en la configuración de lo que los creyentes llamarían "creación".
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En el plano ontológico, es decir, en un ámbito esencial, la no existencia de un Dios o la relativización de la idea de Dios como un constructo social, se sostiene en dos argumentos:
1. La existencia de un universo sometido a las leyes de la probabilidad y el azar, en nada determinista, que por su unidad no podría asimilar la existencia de una alteridad, pues esto quebrantaría la totalidad.
2. La preeminencia de la información como objeto esencial presente en la naturaleza, es decir, la primacía de la lógica-matemática en la configuración de lo que los creyentes llamarían "creación".